Desde los 6 años se pueden identificar comportamientos de disforia
de género.
Benedicto no se divierte como otros niños. Cuando está con las muñecas las peina, las cuida. Tararea y canta las canciones de los personajes femeninos que admira de la televisión. Dice que es una princesa… Benedicto se siente niña.
Estos fragmentos son parte del primer cuento para niños que probablemente podrían ser transexuales, que será presentado este lunes por la Asociación Silueta X de Guayaquil. La historia de este personaje de cabellera lila se proyecta en la computadora de la activista transfemenina Diane Rodríguez, su autora. “Benedicto soy yo, es mi nombre”, dice.
Los motivos para escribirlo son muchos. En parte es su propia vida, pero particularmente se basa en la historia de Steven (nombre protegido), un pequeño de 6 años nacido en Manabí. “Sus padres pidieron que sea evaluado en la asociación. Desde los 4 años le gustan las muñecas y ver series de princesas. En su casa no tiene privaciones, porque sus padres lo comprenden. El problema fue la escuela”.
Luego de varios test y entrevistas, el diagnóstico de Rodríguez, quien estudia Psicología, es disforia de género infantil no especificada. Según el DSM-V, el Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría, la disforia de género “es el desajuste psicológico derivado de la incongruencia entre el género asignado a la persona en el momento del nacimiento por su apariencia sexual y el sentimiento personal de ser hombre o mujer”.
Es lo que siente Andrés. A los 13 años, ‘El Chino’, como le dicen sus amigos, tuvo su primera novia, decidió cambiar las faldas por los pantalones y cortó su larga melena al ras. “Desde que tengo uso de razón soy niño, aunque nací mujer”.
En junio del año pasado comenzó una terapia de hormonas para marcar rasgos más varoniles. Su voz cada vez es más grave y falta poco para que empiece a crecerle vello facial.
A sus 19 años, Andrés decidió presentar una queja ante la Defensoría del Pueblo para que respeten su identidad como transmasculino en el colegio nocturno donde cursa el décimo año. “Los maestros me decían niña, en la lista constaba como Andreína y querían que usara el uniforme femenino”.
El pasado lunes (19 de enero), tras una convocatoria de la Defensoría a la que fueron el Rector y más autoridades educativas, Andrés logró que en el plantel aceptasen su identidad de género masculino; hiciera la fila y usara el baño de hombres, y que sus maestros asistan a programas de sensibilización en derechos, con énfasis en identidad de género y orientación sexual.
Para Andrés, el cuento ‘Benedicto quiere ser niña’ es una oportunidad de romper la discriminación y la intolerancia. “Antes me sentía como un extraterrestre. No tenía amigos en la escuela, hasta que empecé a conocer mi condición”.
La psicóloga y sexóloga María de los Ángeles Muñoz explica que la disforia de género o transexualidad es una condición
natural y puede empezar a manifestarse en la infancia, entre los 6 y 8 años, cuando los niños tienen más claridad de sus sentimientos y empiezan a compararse con otros pequeños.
“Son mujeres atrapadas en un cuerpo de hombre o viceversa. Así se nace. En algunos casos se manifiesta a muy temprana edad y puede ser más evidente durante la adolescencia”.
La especialista aconseja a los padres observar el comportamiento de los niños, evaluar si existen conductas repetitivas y evitar los regaños o correcciones severas. Por el contrario, se debe tener un diagnóstico temprano, buscar ayuda especializada y tratamiento psicológico.
En ese contexto, opina, un cuento infantil se puede convertir en una guía informativa. “No va a influenciar en lo niños o crear disforias inexistentes. Al contrario, ayudará a conocer que es una condición natural, que no son extraños o raros”.
Muñoz incluso menciona que en el Congreso Latinoamericano de Psicología y Educación Sexual del 2014, se incluyó entre las conclusiones solicitar a la Organización Mundial de la Salud que no se considere a la disforia de género como un trastorno o una patología.
El cuento tiene nueve páginas. Imprimirán algunos ejemplares pero circulará vía ‘online’. Para Rodríguez, esta historia infantil no es una promoción sino una orientación. “Es una invitación a reevaluar lo que hemos construido como masculino y femenino; y con esto no estoy tratando de destruirlo”.
Chile, España y otros países ya han elaborado cuentos sobre la diversidad sexual, pero según su autora este sería el primero sobre niños trans.
Leelah Alcorn es otra de las inspiraciones del cuento que será presentado en Guayaquil. Está dedicado a esta joven transexual, que dejó una conmovedora nota de suicidio en su blog en Tumbar. Murió el 28 de diciembre del 2014, a los 17 años. A los 14 años decidió hablar de su identidad de género con sus padres, pero no tuvo apoyo.