Así vive Rosa Quishpe con un salario básico al mes
La inseguridad frena la rehabilitación de La Mariscal
Cuatro niños llevan perdidos un mes en la selva colombiana
Gobierno suspende estado de excepción en provincias …
Pico y placa en Quito: restricciones para este jueve…
Víctor Hugo Villacrés es el nuevo gerente general de…
Hombre es llamado a juicio por el femicidio de Nelly…
Más de 10 migrantes se ahogaron en los crecidos ríos…

OMS: ‘El 93% de los niños que empiecen a fumar antes de los 13 años se volverá adicto’

Tabaquismo. Foto: Archivo EL COMERCIO

Tabaquismo. Foto: Archivo EL COMERCIO

Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2011-2013, en Ecuador el 14,5% de adolescentes de entre 10 y 19 años probó tabaco. Foto: Archivo/ EL COMERCIO

Estefanía (nombre ficticio) tiene 26 años. Mide 1, 57m y fuma desde los 12. El tabaquismo en fumadores precoces puede afectar el proceso de desarrollo. La nicotina puede resultar nociva en el cartílago de crecimiento. “Se trata de un tejido susceptible, una parte suave del hueso que permite la formación de nuevas estructuras óseas, presente en los niños y jóvenes en etapa de desarrollo”, explica Francisco Pérez, patólogo clínico.

Estefanía empezó a fumar, siguiendo el ejemplo de su familia. “Fumaba los ‘puchos’ que la gente en mi entorno botaba. Lo hacía junto a mi hermana y mis primos”, recuerda.

A Alfonso (nombre ficticio) le pasó algo similar. El estudiante de psicología de 20 años probó su primer tabaco a los 10. “Mis primos y mi hermana estaban fumando y me ofrecieron. Recuerdo que era un cigarrillo con sabor a vainilla y me gustó”, comenta.

Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2011-2013, en Ecuador el 14,5% de adolescentes de entre 10 y 19 años probó tabaco. De ese porcentaje, el 28,4% actualmente es consumidor.

Fumar desde edades tempranas genera una mayor sensibilidad a la nicotina. Según el especialista, existen tres daños principales cuando se inicia el consumo de tabaco prematuramente: afectaciones al sistema neurológico, deterioro de órganos como pulmones y corazón, además de una mayor probabilidad de desarrollar una adicción.

Las cifras sostienen esa aseveración. La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que el 93% de los niños que empiecen a fumar antes de los 13 años se volverá adicto.

Estefanía y Alfonso son el ejemplo. En el caso de ella, su madre, quien también es fumadora, descubrió que Estefanía fumaba cuando tenía 14 años. “Me encontró fumando en mi habitación. Me dijo que prefería que fume sus cigarrillos, antes que consuma lo que me puedan ofrecer por fuera de casa. Inicialmente fumaba hasta tres tabacos diarios. Cuando tuve entre 17 y 24 años llegué a fumar una cajetilla diaria”.

La historia de Alfonso no dista mucho de esta. Sus padres y hermana mayor fumaban, así que compartía el ‘vicio’ con ella. Él reconoce que al principio no compraba tabacos. Cuando tuvo 15 años ya empezó a comprar. Y cuando entró a la universidad, a los 18 años, ya fumaba media cajetilla diaria (10 cigarrillos), aproximadamente.

El patólogo clínico apunta que si bien es cierto los estudios indican que las adicciones, en general, tienen un componente genético, la mayor sensibilidad presente en la niñez y adolescencia puede incidir directamente. “A veces los genes no se activan si no hay otros componentes como ambientes sociales”.

En efecto, en ambos casos, los jóvenes provenían de familias en donde fumar era un hábito común.

Cada año, el 31 de mayo, la OMS celebra el Día Mundial Sin Tabaco. El objetivo es destacar los riesgos para la salud asociados al consumo de tabaco. También promover la aplicación de políticas públicas eficaces para reducirlo.

De acuerdo al Ministerio de Salud Pública del Ecuador, el 28% de la población en el país es consumidora de tabaco y se calcula que los decesos anuales correspondientes a dolencias ocasionadas por el consumo de cigarrillos supera las
10 000 personas.

El doctor acota que a nivel respiratorio, el fumador precoz asume el riesgo de desarrollar enfisema, neumonía, bronquitis crónica. El tabaquismo también es un factor de riesgo cardiovascular, ya que puede predisponer a mayor riesgo y afectaciones en el corazón y vasos sanguíneos.

Alfonso reconoce que luego de seis años fumando activamente, siente la afectación del tabaco cuando hace deporte. Semanalmente juega fútbol y señala que se ahoga cuando hay mayor esfuerzo físico. Para paliar esa sensación, consume chicle o se refresca constantemente. También es más propenso a la gripe y a la tos, pero no está entre sus planes a corto plazo dejar de fumar.

Por su parte, Estefanía redujo el consumo de cigarrillo desde el 2014. Ahora se considera una fumadora social. Fuma entre dos y tres tabacos al mes.