La destreza se midió en el rodeo por la diversidad

El encuentro se realizó en el sector conocido como la T de Salitre, en la provincia del Guayas.

El encuentro se realizó en el sector conocido como la T de Salitre, en la provincia del Guayas.

El encuentro se realizó en el sector conocido como la T de Salitre, en la provincia del Guayas. Foto: Wladimir Torres / EL COMERCIO

Salió con las espuelas bien afiladas. Descalzo sobre la arena caliente, Nixon ‘el campeón’ Silva celebró su perfecta monta de caracoleo. Fueron 11 segundos eternos sobre Terremoto, un caballo chúcaro manchado, enojado por los hincones que recibía en su panza.

Cada trote desbocado, cada brinco, envolvían al jinete y al potro en un torbellino de polvo que se elevaba en el centro de la plaza de rodeos Jesús del Gran Poder, en Daule. Los aplausos, desde el graderío, resonaban como truenos.

‘El campeón’ perdió el sombrero por la agitada monta pero nunca las riendas. Tampoco se dejó revolcar en el suelo, como sus rivales. Por eso, antes de recibir el trofeo, elevó en sus manos las espuelas brillantes, seguro de la victoria.

El caracoleo fue solo el inició de la fiesta en este cantón guayasense, ubicado a una hora de Guayaquil. La sofocante tarde del 12 de octubre, cuatro haciendas se enfrentaron en un duelo montuvio, organizado por la Asociación de Ganaderos y Agricultores de Daule para celebrar el Día de la Interculturalidad.

Las alegres rancheras y las rocolas hacían estallar los parlantes en la previa del rodeo. Antes del mediodía, el ‘Chino’ Robalo ya había engalanado a su caballo con los aderezos de cuero y metal. Él también usó el uniforme de gala de la Asociación de Caballistas de Daule: un pulcro traje blanco y un chaleco de cuero café.

Estaba ansioso por trepar a la montura y salir cabalgando, lanzando fuetazos al aire. “Como decía Febres Cordero: hay que ser bien arrecho para trepar un buen potro”. Para el ‘Chino’, no hace falta nada más.

Los jinetes del agro costeño -hombres, mujeres, incluso niños-, son decididos, valientes, aguerridos. Guillermo ‘bigote’ León tiene solo 7 años. Los pies no le llegan a los estribos pero domina con seguridad a No te piques, un potrillo mañoso.

Quienes lo conocen cuentan que aprendió a montar antes que a caminar. “Eso se lleva en la sangre”, dice su tío, Néstor León, el líder de los centauros de camisa roja de la Hacienda Primavera, del recinto Candilejo de Salitre. De ahí es Nixon León, el rey del caracoleo.

Los jóvenes son la nueva sangre del rodeo montuvio. Andrés, de 17 años; y ‘Pichi’, de 13, están enlistados en las filas de caballistas del Rancho San Vicente de Petrillo, en Nobol. Mileidy Morán, también de 13, corre por la Asociación de Caballistas de Daule. La jovencita parece volar cuando está sobre Chike, un pacífico apache que aprendió a montar hace dos años. El sol penetrante no carcome su pasión.

Todos marcharon por el ruedo de Jesús del Gran Poder cuando anunciaban los nombres de sus haciendas. No se cansaron de levantar sus sombreros para saludar al público. En las escalinatas de madera rechinante, los espectadores vivieron su propia fiesta. Las cervezas iban y venían. Un penetrante aroma a tabaco envolvía el ambiente. Los compadres compartían los vasos de whisky, sin recelo.

Y los vendedores daban su propio espectáculo. “Lleva tu helado. A los flacos los pone gordos y a los cincuentones los pone de 15”, repetía un hombre. Otro apuntaba a la gente con una pistola de juguete. Los balazos ya no son permitidos “No te piques. Lleva tus balines para celebrar el rodeo”.

El pequeño ‘bigote’ León no se quedó con la pica. Trepado entre las vigas del coso, cargó una y otra vez su pistola de balines para festejar las maromas de Nixon en el caracoleo.

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