Nuevos remedios tsáchilas se realizan en Chigüilpe

El chamán Abraham Calazacón es el líder de las investigaciones tsáchilas. Foto: Juan Carlos Pérez para EL COMERCIO

El chamán Abraham Calazacón es el líder de las investigaciones tsáchilas. Foto: Juan Carlos Pérez para EL COMERCIO

El chamán Abraham Calazacón es el líder de las investigaciones tsáchilas. Foto: Juan Carlos Pérez para EL COMERCIO

En el centro cultural y turístico Mushily concluyó una investigación que se inició hace 15 años sobre las plantas medicinales tsáchilas.

El objetivo era determinar las propiedades curativas de la combinación de más de ocho plantas para subir los remedios que se elaboraban con la carne de las culebras.

Abraham Calazacón, chamán del centro cultural Mushily, afirmó que en la antigüedad se tenía la creencia que los dioses daban la autorización de sacrificar a las culebras con fines medicinales.

De hecho, la nacionalidad ya ha certificado ante el Consejo de Ancianos de la Gobernación Tsáchila, tres pócimas que incluso podrían curar el cáncer en las primeras etapas.

Calazacón afirma que según la cosmovisión de los ancestros, las serpientes y culebras son animales sanadores y regeneradores de células.

Por eso, desde hace 15 años junto a ponés (sabios) tsáchilas iniciaron las investigaciones y concluyeron que la mezcla de hierbas como la ortiga y la tradicional ayahuasca pueden general los mismos resultados en pacientes con enfermedades catastróficas.

De esos estudios y experimentos también se ha logrado determinar que la ayahuasca no solo debe usarse como una planta alucinógena en los rituales tsáchilas de la fiesta Kasama (Nuevo Amanecer).

También se la puede utilizar en cremas y purgantes. De este último, los tsáchilas crearon una nueva receta con plantas medicinales.

Ellos ponen a secar las pepas de la naranja, mandarina y papaya. Luego las trituran hasta obtener un polvo blanco. Eso se mezcla con hojas de paico, ayahuasca, sangre de drago, entre otras plantas nativas.

Este remedio sirve para desintoxicar el organismo.

Otra de las recetas innovadoras es la del achiote. Los chamanes ya no solo utilizan la semilla para pintarse el cabello. También secan la hoja para hacer un ungüento. Esto sirve para mejorar la textura de la piel y también para desinflamar heridas o picaduras.

Calazacón afirma que más allá de las combinaciones y productos que se utilizan, la clave de los remedios está en cómo se haya cortado la planta. “Las plantas tsáchilas, como la ayahuasca, son celosas y si se corta en luna menguante es posible que no vuelva a crecer nuevamente”.

Pero además si no se corta en luna llena, la planta pierde sus poderes curativos. “A veces dicen que el tratamiento no funcionó, pero la realidad es que no se hizo bien”.

Emilio Calazacón, está estudiando la medicina ancestral para convertirse en chamán.

Él afirma que una de las enseñanzas que ha aprendido en este proceso es que las plantas nativas deben permanecer en el bosque para que no pierdan su potencia e incluso inspiren al chamán a descubrir nuevas pócimas y brebajes.

En el centro cultural Mushily hay un vivero con más de 120 plantas nativas como el árbol de Sandi, que tiene gran importancia en la comunidad.

Eso debido a que cuando los colonos empezaron a llegar a Santo Domingo se cortaron muchos árboles nativos, pero sobrevivieron unos cuántos de Sandi, que se ubicaban en las orillas de los ríos.

Según Calazacón, esta planta tiene el poder de purificar el agua de los afluentes. Por eso únicamente se lo encuentra en las orillas o cerca de los ríos.

Los tsáchilas de Mushily iniciarán una campaña para sembrar árboles de Sandi cerca de los ríos de Santo Domingo.

Por el momento están estudiando cómo deben obtener la semilla de este árbol. “Está oculta, así que de a poco estamos buscando la estrategia para obtenerla sin lastimar al árbol”, señaló.

Pero la reforestación no solo es importante para descontaminar a los ríos.

Según Calazacón, este árbol tiene propiedades curativas para aliviar dolores y desintoxicar. Para obtener una especie de líquido blando del árbol solo se hace un pequeño corte similar a la extracción de la sangre de drago, pero en menor tiempo.

Calazacón afirma que las plantas que están en Mushily -a excepción del Sandi- solo se utilizan para mostrarle a los turistas cómo son las plantas y sus propiedades.

Para hacer los brebajes, los tsáchilas cuentan con un bosque en Chigüilpe llamado Uni Shu, esa es una especie de botica natural para las familias de apellido Calazacón.

Hasta el lugar sagrado, donde se conservan las plantas, solo pueden llegar los chamanes luego de haber realizado un ritual en el que le piden autorización a la naturaleza para obtener las plantas que servirán para sanar a los pacientes.

En otro espacio de Mushily aún se conservan las culebras, pero solo como un recordatorio de que no deben sacrificarse ni lastimarlas.