La caza ilegal pone en riesgo al venado de cola blanca

Un águila pechinegra con un problema oftalmológico fue rescatada en Ambato. En el hospital se descubrió que fue víctima de cacería.

La caza es uno de los principales delitos contra la flora y fauna en el país. La reciente muerte de dos venados cola blanca en el interior de la Reserva Ecológica Antisana ha despertado la atención sobre esta problemática.
Los cuerpos de ambos animales fueron encontrados por los guardaparques en el interior del área protegida. Andrés Ortega, coordinador Ejecutivo del Instituto de Medicina de la Conservación Tueri-USFQ, explica que, tras realizar los exámenes médicos, se determinó que los venados murieron debido a los heridas que les causaron las municiones en sus cuerpos.
Según información del Ministerio del Ambiente, el acto está relacionado con dos personas que habrían ingresado al parque con una identidad falsa. Ambos esperan una audiencia de juzgamiento que está prevista para este jueves, por la invasión a áreas protegidas.
Tarsicio Granizo, ministro del Ambiente, explica que el caso es preocupante, ya que estas zonas están destinadas a precautelar la vida de las especies que viven en su interior.
Durante el 2017, la Fiscalía General del Estado registró 20 denuncias por la invasión de áreas de importancia ecológica y en lo que va de este año se han contabilizado cuatro.
Para proteger a estas zonas se cuenta con un programa de vigilancia y control. En el año 2015, el MAE invirtió USD 276 203,86 en este programa que se aplicó dentro de las 46 áreas protegidas, mientras que en el 2016 la inversión fue de USD 265 910,55 en las 52 áreas protegidas.
La presencia de cacería ilegal en la zona es conocida, pero no se cuenta con datos estadísticos puntuales dentro de la Reserva Ecológica Antisana.
La caza deportiva en el país es considerada ilegal, tanto dentro como fuera de las áreas protegidas. En el caso de especies amenazadas, en peligro de extinción y migratorias, la práctica se sanciona hasta con tres años de prisión.
Durante el año pasado, la Fiscalía registró 107 denuncias de delitos contra la flora y fauna, en los que se incluye a la cacería. En lo que va del año se han recibido 22 denuncias.
Ortega explica que esta práctica afecta a todas las especies, más allá de su estado de conservación y se debe protegerlos a todos de igual forma.
Los venados de cola blanca son parte de la lista de animales más vulnerables a la cacería en el país. Su caza puede crear un problema, ya que son dispersadores de semillas, lo que los hace responsables de preservar la vegetación del ecosistema en el que habitan.
Los venados también son presas de otros animales. En el caso de que disminuya esta población, sus depredadores ya no tendrán la comida necesaria y ocasionará que bajen a las propiedades de los comuneros a comer sus animales.
Ortega cuenta que la cacería es la responsable de la mayoría de las víctimas que llegan hasta la clínica. Uno de los casos más recordados es el de D’Yaira, una jaguar que fue hallada con 18 perdigones en su cuerpo. Su caso es uno de los más exitosos, ya que después de dos años de rehabilitación se cree que podrá ser liberada.
A la lista de especies vulnerables a la caza se suman águilas, cóndores, osos, monos y tigrillos. Estos casos son frecuentes, dice Ortega, pero en esta ocasión no pasó desapercibido debido a que fue en un área protegida.
A diferencia de Estados Unidos, localmente no existe una época de caza. Según el MAE, esto se debe a que Ecuador es considerado un país megadiverso, donde existe una inmensa variedad de especies, pero la abundancia o el número de individuos de cada una de estas, en la mayoría de los casos, es pequeña. Actualmente, se permite la cacería de subsistencia de comunidades y la de control de especies exóticas o introducidas.
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