Pietro Graziani, desde el 2010 trabaja como consultor de la Unión Europea y de la Cooperación Italiana en Ecuador. ‘Amazonía’ es su segundo libro. Foto: Patricio Terán / ÚN
El desarrollo y la conservación en la Amazonía son dos de los temas que aborda Pietro Graziani en su libro ‘Amazonía’, que presentará este 2 de febrero en la Flacso Quito, a las 18:00. Este biólogo italiano explica el choque cultural, las vivencias y el aprendizaje, tras vivir cuatro años en el territorio achuar.
¿Cuál fue la motivación de mostrar la forma de vida de los achuar?
El objetivo era dar a conocer la Amazonía. Los europeos no estamos acostumbrados a un ecosistema tan grande y tan diverso, y desde un inicio me interesó la cultura achuar. Es una de las poblaciones aún aisladas geográficamente y esto no durará mucho tiempo por temas como la llegada de la carretera. En mi libro cuento las experiencias más emblemáticas e interesantes que he vivido en este contexto. Es una oportunidad para poder conocer este país. Este fue el origen de este libro que espero pueda motivar a hacer preguntas sobre la conservación de la Amazonía, que es un tema actual en el país y en el mundo.
¿Cuáles fueron algunas de estas experiencias emblemáticas?
Me impresionó la tranquilidad y el silencio. No estamos acostumbrados a hacer nada. Cuando vas a las comunidades debes respetar y acostumbrarte a su ritmo. Una reunión puede durar cuatro horas por todo el ritual, la chicha y el tiempo que se espera para que vengan todos los miembros. La espera me asustaba y esto chocaba con mi cultura, porque estamos acostumbrados a una agenda muy apretada. El tema de tener ritmos más blandos asusta al primer momento.
¿A lo largo de los cuatro años cambió su percepción y la de la comunidad?
Para un europeo y un biólogo trabajar en la Amazonía es un sueño. En la primera parte es una fase de entusiasmo. Te emociona todo desde la hormiga hasta un amanecer, sobre todo el tema del tamaño de los organismos vivientes. Estamos acostumbrados a hormigas chiquitas y estas son hasta 20 veces más grandes. Una planta que tenemos en Italia de 20 centímetros acá es de tres metros. A nivel de comunidades también noté cambios. Cuatro años puede parecer un tiempo muy largo pero los achuar han cambiado rápidamente en las últimas décadas. Las comunidades están creciendo y aumentan los servicios que se necesitan. Ya no son como antes, cazadores o pescadores. Además del impacto ambiental, se está creando un cambio cultural.
¿Cómo cree que se está dando ese cambio?
Algo positivo y negativo es la presencia de la educación bilingüe. Es positivo porque no se va a perder el idioma. Para una población indígena perder el idioma es perder su identidad. Pero, estudios que hicimos en proyectos de la fundación ACRA en el territorio, se observó que la educación bilingüe no transmite los valores tradicionales. Todo el tema de la medicina natural, de la cacería tradicional, de la pesca, no se está transmitiendo a los jóvenes y niños. El cambio más fuerte es el económico. Antes había un autolimitación de las comunidades, todo se aprovechaba en la selva. Ahora la salud o la educación tienen costos.
¿Cuál es el impacto de este cambio de hábitos en la conservación de la selva?
Trabaje en proyectos de la fundación ACRA que permitieron transmitir conocimiento a algunas comunidades sobre cómo cuidar los recursos. Se habla ahora mucho de conservación de la Amazonía, pero cada uno interpreta de forma diferente los términos: conservación y desarrollo. Siempre se debería partir de una base. Nosotros trabajamos con una idea que después es reelaborada o reajustada por las comunidades. Cuando escucho la solución de la Amazonía es el petróleo, la minería o el ecoturismo, esto no siempre representa el pensamiento de las comunidades achuar. La Amazonía en general es un patrimonio del mundo, pero primeramente debe ser patrimonio de quienes viven allá. Es fácil decidir desde la ciudad o desde Europa, pero no se sabe qué quieren realmente los achuar.
¿Cuál es la idea de desarrollo de las comunidades amazónicas?
En los últimos meses que estuve allá se implementó en casi todas las comunidades un sistema de Internet satelital. Para mí, el desarrollo no es ponerle tecnología y nada más. Yo tengo una idea de desarrollo, tú otra y los achuar otra. Hay que ver qué necesitan realmente. Es normal que la tecnología sea atractiva, pero eso no significa que es un desarrollo para la población. Sería interesante poder pensar en un desarrollo o conservación integral que incluya todos los componentes.
¿Es posible un desarrollo sostenible en la selva?
Sí. Hay varios factores que habría que solucionar. Primero el tema político y hay un tema social importante. Yo creo que nosotros tenemos una idea de desarrollo no equivocada, pero parcial. Cuando se habla de desarrollo en un ecosistema frágil y diverso, antes de iniciar alguna actividad o pensar en una herramienta, hay que analizar varias cosas. Lanzarse a lo primero que pueda ser económicamente rentable no es la solución.
¿Qué mensaje puede rescatar de su experiencia en las comunidades?
Lo que realmente les gusta a los achuar es estar en su selva y tomar su chicha y, si uno lo piensa, es algo que nosotros no tenemos porque siempre buscamos algo más. A ellos les interesa vivir tranquilos.