Los niños y jóvenes de la Fosje ensayaron el lunes las piezas que formarán parte de su repertorio. Tres directores los acompañarán en el escenario. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
Mientras Lois Aulla habla de sus tres años de aprendizaje en la Fundación Orquesta Sinfónica Infanto Juvenil de Quito (Fosje), ella acaricia su violín. Automáticamente lo coloca bajo su mentón y desliza sus dedos a lo largo del mango. Con una sonrisa admite que hay días en los que también le habla para que suene claro y fuerte. El lunes pasado fue un día de esos.
Lois y 149 niños y adolescentes más se preparan para protagonizar el concierto Los niños por la Música, en el Teatro Nacional de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, y quieren que las notas se escuchen impecables. Está ansiosa, pero también nerviosa, pues se trata de un encuentro musical que reunirá a destacados talentos ecuatorianos.
La violinista y sus compañeros estarán sobre el escenario junto a Juan Fernando Velasco, Pancho Terán, Daniel Páez, Alexandra Cabanilla, Hermanos Miño Naranjo, Darío Castro, Israel Brito y Consuelo Vargas y Los Reales.
Brito estuvo en el ensayo del lunes y se confesó feliz de apoyar la iniciativa que busca recaudar fondos para continuar con la formación de artistas.
El maestro Patricio Aizaga espera la asistencia de 2 000 personas. El concierto se realizará una semana antes de la Navidad y, para los pequeños artistas, ver copado el teatro por melómanos será su regalo.
La Fosje está conformada por alumnos de diversos sectores de Quito, de la comunidad de Guangopolo y de las Aldeas Infantiles SOS Ecuador. Funciona desde hace 22 años y los músicos que participarán en el concierto suman entre tres y cuatro años de aprendizaje. Aizaga ha estado al frente de la Fosje desde sus inicios y el próximo sábado 16 de diciembre dirigirá junto con Vladimir Lucero y Felipe Aizaga. También está emocionado, pero confiado de que sus pupilos brillarán en el escenario.
Isaac García, violinista, compartirá por primera vez el escenario con Juan Fernando Velasco. Imaginarse junto a uno de los referentes de la música local lo emociona. También esboza una sonrisa cuando menciona al Teatro Nacional de la Casa de la Cultura Ecuatoriana.
Isaac, de 10 años, pisará ese escenario tras cuatro años de preparación. Se vinculó a la Fosje a los seis años y desde ese momento ha combinado sus estudios con la música y el deporte. Practica kendo todos los fines de semana.
Asiste a los ensayos de martes a viernes en compañía de su madre, Noemí Polo. El resto de músicos lo hace desde el lunes, pues el pénsum de estudios se cumple al ritmo de un año escolar.
Estudiar en la escuela o colegio y tocar el instrumento les toma casi todo el día, pero las hacen con gusto. Para Lois, la música es sinónimo de felicidad, mientras que para Daniela Andrade, de 16 años, su violonchelo es su medio de comunicación con el mundo y su válvula de escape. Cuando está triste toca su cello, se desahoga y retorna a la calma.