Japoneses anunciaron que dejarán de capturar ballenas en el Antártico

Grupos ambientalistas, como Greenpeace, han fotografiado la captura de las ballenas. EFE

Grupos ambientalistas, como Greenpeace, han fotografiado la captura de las ballenas. EFE

Ante la decisión de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), de prohibir a Japón la caza de ballenas en el océano Antártico, el Gobierno japonés dijo que estudia cuidadosamente el fallo de este organismo y aunque acatará la decisión, dejó la puerta abierta a futuros programas.

"Las ballenas son una importante fuente de alimentación, como cualquier otra especie marina. Japón mantiene su posición para continuar usándolas de una manera sostenible y con fines científicos", aseguró el ministro nipón de pesca, Yoshimasa Hayashi.

Ese país ha mantenido hasta ahora dos programas de captura de ballenas con fines científicos en el océano Antártico y el Pacífico Norte, además de la pesca comercial de especies más pequeñas de cetáceos y delfines en sus costas.

De ese modo, Hayashi no descartó ayer, 1 de abril de 2104, la posibilidad de que Japón proponga un nuevo programa científico, cuyas características difieran de las actuales, para pescar en la Antártida.

Desde 1987, en este país se ha capturado a alrededor de 400 ballenas cada año en el océano Antártico, según los datos de la Agencia nipona de Pesca. Así mismo, en el 2005 los balleneros capturaron un total de 853 ballenas ese año y 679 durante el 2008.

Sin embargo, sus capturas anuales se desplomaron hasta 103 en el 2012, según el Gobierno nipón, por las actividades de grupos ecologistas contrarios a la caza de esta especie.

Tokio ha asegurado que su programa de caza de ballenas en la Antártida perseguía, entre otros fines, un control permanente del ecosistema y de la población de esos cetáceos, lo que le permitió llevar a cabo esta práctica con el permiso de la comisión ballenera.

Sin embargo, sus argumentos siempre causaron el escepticismo de muchas asociaciones y países, como Australia, que demandó a Japón ante la CIJ en mayo del 2010, ya que sostenía que las capturas perseguían fines comerciales.

El fallo de la CIJ aseguró que Japón no había sido capaz de justificar los fines científicos de su programa de caza y acusó al país asiático de violar la Convención Internacional para la Reglamentación de la Caza de Ballena, firmada en 1946, para promover la conservación de estos mamíferos.

Tras conocerse la sentencia, la delegación nipona en La Haya dijo que aunque Japón está decepcionado y lamenta el fallo, lo acepta porque tiene la obligación de cumplirlo, ya que es vinculante".

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