Desde un comienzo, la comida ha sido mucho más que sabores. La tradición culinaria, especialmente en Latinoamérica, está llena de historias cuya importancia va mucho más allá de la información nutricional.
Ese es el caso del Zacahuil, un tamal que es reconocido no solo por ser el más grande de México, sino por su inmenso trasfondo social.
Una tradición milenaria
En el norte de México, en la región que abarca los estados actuales de Veracruz, San Luis Potosí, Hidalgo, Tamaulipas, Querétaro y Puebla está ubicado el epicentro de la cultura huasteca, civilización que, a pesar de su antigüedad, sigue vigente gracias a sus tradiciones.
Precisamente, una de las costumbres más importantes es el Zacahuil. Este plato, en la actualidad, se hace a base de masa quebrada, manteca de cerdo, chile chino, cascabel y, usualmente, carne de cerdo o de res.
Sin embargo, la carne original de este plato no siempre fue de animales.
Aunque parezca sorprendente, por muchos años, la base proteica del plato era carne humana. ¿Por qué?
Según cuentan algunos cronistas e historiadores mexicanos, el Zacahuil nació en la época prehispánica como una forma de hacer justicia contra los hombres que violaban mujeres del pueblo huasteco.
Y es que, cuando se identificaba a un abusador, el resto del pueblo lo capturaba y asesinaba. Tras ello, se envolvía el cuerpo con masa quebrada y hojas de plátano. Después se metía entre piedras y se cubría con brasas.
El resultado final, tras el proceso de cocción, era una masa gigantesca que alimentaba a la población, especialmente a las mujeres que habían sido abusadas.
Según declaraciones del cronista Luis Enrique Pérez, recogidas por varios medios locales, ellas, con el cuerpo de su victimario en frente, recitaban: ‘Tlanque cualantli’, que en español significa ‘se acabó el problema’.
El tamal en la actualidad
En la actualidad, el Zacahuil suele ser preparado en grandes dimensiones. Los relatos locales hablan de una masa de cerca de cincuenta metros para repartir en al menos cuarenta personas.
Y, aunque su simbolismo no es el mismo y su razón de preparación dista de la polémica práctica de justicia de la antigüedad, su iconicidad se mantiene presente en celebraciones especiales como bodas y bautizos.