El libro ‘Música patrimonial del Ecuador’ es una ventana para comprender cómo el mestizaje cultural ha transformado el corpus musical del país. Foto: Archivo/EL COMERCIO
Para las culturas indígenas, los arrullos (foto), el Anent shuar o los cantos catárticos son expresiones musicales que evidencian la ritualidad de los pueblos.
Pero en la actualidad, estas delimitaciones se han permeabilizado, permitiendo que exista una reformulación de lo que se entiende como música tradicional ecuatoriana.
Precisamente, estos son lo temas que aborda el musicólogo Juan Mullo en su libro ‘Música patrimonial del Ecuador’. Esta publicación es una ventana para comprender cómo el mestizaje cultural ha transformado el corpus musical del país.
Muestra de ello es lo que diariamente vive el músico esmeraldeño Luis Cangá, quien desde niño aprendió que los arrullos eran cánticos para dormir a los más pequeños, pero también era una forma de hablar de la religiosas de su pueblo.
Y si bien antes este ritmo estaba marcado por elementos propios del pasado afroecuatoriano (como la esclavitud), para él hoy el arrullo ya habla de problemas actuales relacionados a la vida urbana.