61 % de especies de tortugas se encuentra amenazado

La tortuga galápagos de la isla Pinta se extinguió en el 2012 con la muerte del Solitario George. Fotos: Arturo de Frías

Las tortugas han enfrentado distintos obstáculos desde hace más de 200 millones de años. Aunque lograron sobrevivir a los dinosaurios y a la extinción masiva, la situación actual revela que los seres humanos son una amenaza para la cual estos animales no estaban preparados.
Un estudio publicado recientemente en la revista Bioscience revela que el 61% de las 356 especies de tortugas que existen en el mundo se encuentran amenazadas o ya se han extinguido. Estos reptiles son considerados como el grupo de vertebrados con mayores riesgos para su existencia. Están por encima de aves, mamíferos, peces y anfibios.
Omar Torres Carvajal, profesor de Biología de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y experto en reptiles, considera que la noticia es alarmante. El hecho de que estén amenazadas más de la mitad de especies “de un linaje tan distante a los demás reptiles es preocupante”, ya que se puede perder algo único que ha tomado millones de años en evolucionar.
El estudio revela que entre las mayores amenazas para estos animales se encuentran actividades asociadas a los humanos, como la destrucción del hábitat y el uso insostenible de las tortugas como fuente de alimento. En efecto, de todos los reptiles que son utilizados como ingredientes en el ámbito gastronómico, las tortugas son las más comunes, sobre todo en países asiáticos.
La venta y tenencia ilegal de estas especies son dos de los mayores problemas a escala mundial. La explotación de estos animales ha aumentado en los últimos años. Mientras más raras son las especies, su demanda es mayor en el mercado ilegal, lo que acelera la disminución de sus poblaciones.
Estas se venden incluso a través de la Internet, donde las crías pueden llegar a costar entre USD 3 000 y USD 7 000. En agosto de este año se desarticuló en España una de las mayores organizaciones a escala internacional dedicada al tráfico ilegal de especies amenazadas de tortuga.
En el operativo se encontraron más de 1 100 ejemplares de 62 especies distintas. Entre estas, había individuos de 14 especies consideradas en peligro crítico y 200 hembras en época de puesta. También se incautaron más de 750 huevos.
Torres explica que este es un problema presente en Ecuador y que siempre ha sido difícil de controlar. En abril del año pasado (2017) se encontraron 29 tortugas galápagos en un bus que transitaba en la zona norte de Perú. Los animales estaban envueltos con cinta adhesiva en una caja de cartón.
La semana pasada, el tema volvió a estar en el centro de atención ante la desaparición de 123 tortugas gigantes de un centro de crianza ubicado en la isla Isabela, en Galápagos. Las crías pertenecían a las especies Chelonoidis vicina y Chelonoidis guntheri, que están consideradas como “en peligro” y “no evaluada”, respectivamente.
En Ecuador se han contabilizado 33 especies de tortugas. De estas, dos están clasificadas como extintas, 16 están amenazadas, tres están en el grupo de “preocupación menor” y 12 no han sido evaluadas.
Torres explica que para la mayor cantidad de especies, sobre todo en América del Sur, no hay datos suficientes para saber cómo están sus poblaciones, a diferencia de países como Estados Unidos, donde las han estudiado más.
Whit Gibbons, coautor del estudio, dice que una de las formas de promover su conservación es dar a conocer los impactos ambientales que ocasionaría su extinción. La desaparición de estas especies crearía un desbalance en los ecosistemas.
Las tortugas son las principales dispersoras de semillas de algunas plantas. En el caso de las galápagos, estas pueden llegar mover grandes cantidades de semillas en largas distancias. Estas también ayudan a mantener el bienestar de desiertos, humedales y ecosistemas marinos.
Al tener especies herbívoras, omnívoras o carnívoras, estos animales pueden ser presa o predadores. La tortuga verde de las costas de Ecuador, explica Torres, se alimenta de ciertas plantas en los arrecifes. Es importante que estas consuman estas plantas para mantener el equilibrio de los arrecifes, de otra manera crecerían descontroladamente. Hay otras especies marinas que se alimentan de medusas, lo que hace pensar que su extinción conllevaría a que las poblaciones de medusas aumenten de una forma inusual.