‘El Juego del calamar‘ se estrenó el pasado 17 de septiembre del 2021 y en solo cuatro días se convirtió en la serie más vista de Netflix a nivel mundial.
Enganchó tanto a millones de jóvenes y adultos que terminó desplazando a series como ‘Stranger Things’ y ‘La casa de papel’.
En Ecuador es toda una sensación. Inspirados en la serie surcoreana se han creado un sinnúmero de memes que poco a poco se apoderan de las diferentes redes sociales. Así es como ‘El juego del calamar’ se convierte en tema de conversación y entra a los hogares se los ecuatorianos.
Gabriela Moreno forma parte de un grupo en WhatsApp y allí, este 1 de octubre, precisamente, conversó con sus amigos sobre la trama de la serie. La conclusión a la que llegaron es que es “interesante. Tiene buenos giros” y que “todos tienen que verla hasta para entender los memes”.
Esas ‘sorpresas’ -apunta Moreno- los enganchan y mantienen expectantes. Tanto así que ya quieren una segunda temporada. La primera contempla nueve capítulos, de alrededor de 50 minutos cada uno.
Juan David Ojeda -otro fan de la serie- destaca el suspenso que el director le imprime a cada uno de los capítulos y la crítica social. “Todo les pasa a los pobres”.
Y es que los personajes principales de la serie son personas con serios problemas económicos que se ven ‘obligadas’ a participar en un macabro juego a cambio de dinero, en un inicio sin saber que se trata de un tema de vida o muerte.
El que desee salir de la pobreza y saldar todas sus deudas para caminar ‘tranquilo’ por la vida tendrá que sobrevivir a seis pruebas inspiradas en juegos infantiles de origen coreano.
De acuerdo con Fernando Cornejo, director del Posgrado de Psiquiatría de la Universidad UTE, este tipo de series en realidad atrapan al público porque apelan a sentimientos y emociones. A eso, dice el experto, se le conoce como neuromarketing. Aquello es evidente en la selección de juegos; todos evocan a la niñez.
Este tipo de series abundan en plataformas como Netflix porque se inspiran en algoritmos, es decir, en los intereses de las personas que están detrás de las pantallas.