La diseñadora británica Michelle Parker no sabía qué hacer con todo el pelo que dejaban sus mascotas en la casa.
Hasta que vio en Internet que muchos lo usaban para crear bufandas y se decidió a darle un nuevo uso a lo que antes era un dolor de cabeza en el hogar.
Según lo registró la página web 20 minutos, Parker pagó USD 253 para que le fabricaran una bufanda de 1,5 metros de largo hecha con pelo de sus perros, un samoyedo de cuatro años, Luka, y de una keeshond de 12, Keisha.
Le tomó tiempo recoger alrededor de 4,5 kilos de la materia prima para la prenda y más de dos kilos para otros detalles.
“No les gusta quedarse solos, así que hay que asegurarse de tener tiempo para dedicarles. Yo esperé a que mi trabajo fuera menos exigente y pudiera dedicarle a Luka ese tiempo”, comentó.