Feria del Libro de Quito se reinventa, pese a los problemas

El Ministerio de Cultura y Patrimonio da paso al Municipio de Quito en la organización de la Feria Internacional del Libro de Quito (FIL). Foto: Cortesía
Luego de 13 años, el Ministerio de Cultura y Patrimonio da paso al Municipio de Quito en la organización de la Feria Internacional del Libro de Quito (FIL). Este evento ha sorteado al menos tres problemas, según expertos del sector editorial consultados por EL COMERCIO. Se trata de falta de planificación, injerencia política e incapacidad para generar recursos económicos.
Al respecto, Juana Neira, exdirectora del Plan Nacional del Libro, sostiene que desde 2008, año en que la FIL de Quito pasó a manos del Ministerio de Cultura, su organización, planificación y ejecución quedó supeditada a la voluntad política de turno y a la escasez de recursos. “Había que hacer maromas para la aprobación del presupuesto, porque para el Estado la feria y el fomento a lectura siempre han sido la última rueda del coche”.
El evento literario de este año se llamará Fiesta Intercultural del Libro, y se celebrará en el Centro Cultural Metropolitano (Espejo y García Moreno), entre el 15 y 19 de diciembre. Estos fueron parte de los cambios que anunció la Secretaría de Cultura, este lunes 15 de noviembre del 2021.
Otra de las novedades de esta edición es la presencia exclusiva de escritores ecuatorianos, así como un homenaje al cañarense Eliécer Cárdenas y al guayaquileño Jorge Velasco Mackenzie, autores indispensables de la literatura local, que murieron este año.
Natalia Enríquez, vocera del evento, contó que también se lanzará una convocatoria pública para promover la participación de las editoriales independientes. Las actividades de fomento a la lectura se extenderán a la Biblioteca Federico González Suárez, Biblioteca Municipal San Marcos, Biblioteca Parque de Mayo, Biblioteca Municipal Carcelén, Biblioteca Municipal Llano Grande, Biblioteca José Riofrío y Biblioteca Juan Montalvo.
La funcionaria añade que el presupuesto para la organización de esta edición será de USD 150 000, monto que saldrá de la Secretaría de Cultura y de la cooperación internacional y no del Ministerio de Cultura (en 2020 invirtió USD 168 389,40 en la feria).
Este Diario consultó a tres expertos del sector, que analizaron qué ocurrió en los últimos 13 años de la cita literaria.
‘Las ferias son el símbolo cultural de una nación’
Marcelo Recalde
Librería Conde Mosca
La Feria del Libro de Quito ha sido un reflejo de la visión obtusa que han tenido nuestros gobernantes en relación con el sector cultural y, sobre todo, editorial.
Se ha pensado de forma errada que la cultura no tiene nada que ver con la economía de un país, cuando en realidad es todo lo contrario.
Nunca se entendió que las ferias del libro, a escala mundial, están entre los símbolos culturales más importantes de una ciudad y que son uno de los espacios económicos de más crecimiento.
Respecto de la organización del evento, uno de los errores más grandes fue que nunca se cobró por el ingreso de los visitantes. Ese dinero habría servido para tener presencia mediática y convocar a más personas. La feria también careció de procesos y de objetivos claros.
'La planificación fue el talón de Aquiles de la FIL’
Verónica Mosquera
Especialista editorial
A la Feria Internacional del Libro de Quito le faltó una planificación rigurosa para su óptima realización.
En otros países de la región, este tipo de eventos se organizan a lo largo de todo un año; acá siempre se planificó en uno o dos meses. Eso generó que los equipos de trabajo de turno no tuvieran el tiempo ni los recursos necesarios para organizar la feria que la ciudad se merecía.
Nunca se tomó en cuenta que para tener una oportunidad en las agendas de los escritores internacionales tenían que contactarlos mínimo con ocho meses de anticipación, ya que están en varias partes. Invitarlos a última hora solo transmitió el mensaje de que se trataba de una feria improvisada e informal. Asimismo, los organizadores se olvidaron de que era importante tener los libros de los autores que invitaban.
‘El evento tuvo un matiz político que llegó a afectarlo'Oswaldo Almeida
Presidente Cámara del Libro
A la Feria del Libro de Quito le sobró política. Hubo mucha gente que la utilizó como un espacio para sobresalir y se dejaron de lado los intereses editoriales del país.
El factor político la empobreció y es lo que la está matando. En la feria que se organizó en la Casa de la Cultura había un rincón que era lo más parecido a un altar en honor a Fidel Castro. Cuba es un país que editorialmente tiene mucho que ofrecer, pero en esa edición se mostró más de la parte política y poco de la editorial.
También ha existido una falta de planificación oportuna y de voluntad de incorporar al sector editorial dentro de la organización de la cita. En relación con la edición de este año, el evento que se realizará en el mes de diciembre no será una feria, sino un espacio de promoción editorial