Los bebés que nacen con anticuerpos contra el covid-19 los pierden a los pocos meses, según un reciente estudio. Foto: Archivo/ Reuters
Tos aguda, fiebre prolongada, problemas en el sistema digestivo, secreción nasal, erupciones en la piel, problemas respiratorios, entre otros síntomas, son señales de alerta de que un niño podría sufrir de covid-19. En las últimas semanas aumentó el ingreso a los hospitales de menores y adultos jóvenes afectados por el virus y que presentan sintomatología más compleja.
Según los expertos, el incremento de contagios en los niños y personas más jóvenes se debe al relajamiento de la población, incumplimiento de las medidas de bioseguridad, falta de confinamiento y, en menor cantidad, a las variantes del virus que son de contagio comunitario.
Vinicio Andrade, jefe de la cátedra de pediatría de la Universidad Internacional del Ecuador (UIDE), explica que en los últimos meses los niños y jóvenes se enferman más. Eso no quiere decir que antes no estuvieran contagiados, sino que en la mayoría de casos no presentaban síntomas.
El Hospital del IESS Quito Sur ha recibido 655 casos pediátricos de covid-19 a lo largo de los meses en pandemia. Desde agosto pasado hasta la fecha, esta casa de salud recibe en promedio 60 niños con sintomatología respiratoria y los casos confirmados con el virus pasaron de 12% a 33%.
El contagio en los niños y en la población joven, dice Andrade, puede presentar diversos escenarios que dependen de la edad y de las comorbilidades, como diabetes, hipertensión, obesidad, asma, entre otros, que llevarían al paciente a sufrir neumonía u otras afectaciones más complejas, como el Síndrome Inflamatorio Multisistémico (SIM).
El SIM puede afectar a órganos como pulmones, corazón, riñones, piel, cerebro, provocar aneurismas e incluso causar la muerte del paciente. María Alejandra García, especialista en Infectología Pediátrica del IESS Quito-Sur, considera que el SIM no es muy frecuente en el país y se puede presentar dos o tres semanas después de la infección.
En los más pequeños podría desarrollarse un resfriado con fibrilación no muy alta, estornudo, diarrea, problemas gastrointestinales y, a medida que se incrementa la edad, puede haber otros síntomas, como la pérdida de gusto u olfato, explica Andrade. También se podrían presentar cuadros de neumonía que requieran atención con oxígeno.
Para Ana María Gómez, médica internista y docente de la Universidad de las Américas (UDLA), la neumonía que producen las nuevas cepas no difiere de la que aparecía con la original. Esta patología provoca un distrés respiratorio agudo, que lleva al paciente a una insuficiencia respiratoria.
A largo plazo, dice la especialista, si el paciente logra superar este cuadro, una de las secuelas sería la fibrosis pulmonar, es decir, que se endurece el tejido del pulmón y no permite transmitir el oxígeno a la sangre. Gómez explica que la enfermedad deja otras afectaciones propias de la hospitalización, como daño neurológico o atrofia pulmonar, producto de estar mucho tiempo inmovilizados.
Beatriz León, pediatra reumatóloga e inmunóloga y docente de la Universidad San Francisco de Quito, señala que una de las secuelas del covid en los niños es la tos persistente de hasta por ocho semanas, lo que afecta significativamente la calidad de vida de los menores y podría causarles daños en el sistema nervioso central.
La especialista hace énfasis en el daño psicológico que deja el SARS-CoV-2 en los menores e, igualmente, en la afectación en su capacidad de aprendizaje y niveles de concentración al volver a la escuela. También pueden existir otros daños corporales, como falta de sueño o complicación cardiaca.