El consumo de agua aumenta hasta en un 30% en Navidad

El Sistema de La Mica Quito Sur capta agua de la laguna La Mica.

Diciembre se ha convertido en un mes asociado al gasto excesivo no solo en términos económicos, sino también en relación a los recursos naturales. Las cenas navideñas, las reuniones sociales y los viajes demandan el uso de más agua y energía. El consumo del líquido vital en ciudades como Quito puede aumentar hasta en un 30% en la época de Navidad y Año Nuevo.
Diana Ulloa, gerente de la Empresa de Agua de Santa Cruz, explica que el incremento en el consumo de agua en estas festividades es un fenómeno que ocurre a escala mundial, pero es más notorio en zonas turísticas. En estos sitios se produce un aumento de la población flotante en la época de Año Nuevo, que implica mayor uso de los recursos.
En diciembre, dice Ulloa, las ciudades costeras deben prever que podría ocurrir un aumento de hasta cuatro veces su población. Esta situación genera un estrés sobre las fuentes hídricas y en muchas ocasiones causa que las viviendas se queden sin la provisión del líquido vital.
A esto se suma el clima, ya que en algunas zonas coincide con el inicio de la época de verano. En estos sitios puede haber hasta un 20% más de consumo de agua. Las personas se bañan más de una vez al día y utilizan este recurso en mayores cantidades, explica la especialista en temas hídricos.
El consumo de agua asociado a las festividades también es evidente en la capital. Juan Fernando Robalino, gerente de Operaciones de la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento de Quito (Epmaps), explica que en la ciudad, en días comunes, ya se excede la cantidad de uso de agua recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta sugiere un consumo promedio de 110 litros por persona al día; en la capital, la cifra se eleva a 220. Esto equivale a que cada habitante de Quito compre y use todos los días 220 botellas de un litro de agua envasada, dice Robalino. El consumo del líquido vital en la capital es incluso más elevado que otras ciudades de la región como Bogotá, donde se registra el uso de 150 litros por persona al día.
Los fines de semana, cuando toda la familia se encuentra en el hogar, el consumo de agua en Quito aumenta un 20% y en verano un 20% más.
Diciembre es considerado un mes “atípico”. En Año Nuevo la demanda baja debido a la salida de los quiteños hacia las playas o a otros destinos. Por otro lado, las festividades que causan un aumento del uso de este recurso son las fiestas de Quito y la Navidad, ya que convocan a personas de otros lugares a la ciudad.
En estos días del mes se puede registrar un aumento de hasta el 30% del consumo de agua en la ciudad. Robalino dice que esto se relaciona con prácticas como dejar la llave abierta para lavar los platos usados en la cena navideña o usar mayor cantidad de este recurso para lavar los alimentos.
Otro factor que conlleva a usar más agua en estas festividades es el aumento de la demanda de otros alimentos. Ulloa explica que cada platillo que se produce implica la utilización de líquido vital y, en esta época de alto consumo, la huella hídrica aumenta significativamente.
Un tomate, por ejemplo, necesita 13 litros de agua para su producción, mientras que para tener una sola copa de vino se emplean 120 litros del líquido vital. Además, en estas épocas aumenta el consumo de cárnicos y pescado en los hogares. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se requieren
15 000 litros de agua para generar un kilo de carne, 2 400 para tener una hamburguesa y 25 para producir una papa.
El desperdicio de alimentos en Navidad y Año Nuevo también afecta a la disponibilidad del líquido vital. Un tercio de los alimentos en el mundo se pierden o desperdician; en diciembre, el problema puede duplicarse por la gran cantidad de comida que se utiliza para los festejos. La producción de estos alimentos que se pierden o desperdician consume el 21% de agua dulce.
Ante el desperdicio de este recurso, que es cada vez más escaso en el planeta, Ulloa considera necesario que las personas tomen más conciencia sobre el origen del agua que llega a sus hogares. Es importante conocer que el líquido vital que se utiliza debe recorrer grandes distancias desde sus fuentes, que están en peligro debido al cambio climático. Robalino recomienda prácticas como verificar fugas, cerrar la ducha mientras se enjabona o no dejar que el agua siga corriendo mientras se cepilla los dientes.