El potencial terapéutico de 30 segundos de Mozart para la epilepsia

Adultos con epilepsia que escucharon entre 30 y 90 segundos la sonata de Mozart redujeron los picos de actividad eléctrica asociados con la enfermedad. Foto: Pixabay.

La música de Mozart, en concreto escuchar al menos 30 segundos de la sonata para dos pianos re mayor (K448), puede ser buena para las personas con epilepsia resistente a la medicación, según un estudio que publica hoy 17 de septiembre del 2021 Scientific Reports.

Escuchar esa sonata "puede estar asociado" a picos menos frecuentes de actividad eléctrica asociada a la epilepsia, algo que ya habían indicado estudio previos, pero un equipo de la Escuela de Medicina Geisel (Estados Unidos) ha determinado el tiempo mínimo que hay que hacerlo y avanza una hipótesis sobre los motivos.

Los resultados de la investigación también sugieren que las respuestas emocionales positivas al K448 pueden contribuir a sus efectos terapéuticos.

El equipo plantea la hipótesis de que escuchar esa sonata durante tan solo 30 segundos puede activar redes cerebrales asociadas a respuestas emocionales positivas a la música y reguladas por el córtex frontal.

La activación de estas redes puede contribuir -sugieren- a la reducción de los picos de actividad eléctrica asociados a la epilepsia entre los que tienen epilepsia resistente a la medicación.

Los investigadores usaron un electroencefalograma para medir la actividad eléctrica en los cerebros de 16 adultos con epilepsia resistente a la medicación mientras escuchaban una serie de cortes musicales de 15 o 90 segundos, incluido el K448.

Escuchar entre 30 y 90 segundos la música de Mozart, pero no los otros cortes musicales, se asociaba con una reducción media del 66,5 % en el número de picos de actividad eléctrica asociados a la epilepsia en todo el cerebro.

El estudio indica que esas reducciones eran mayores en las cortezas frontales izquierda y derecha del cerebro, que son zonas implicadas en la regulación de las respuestas emocionales.

Los investigadores también observaron que cuando los participantes escuchaban el final de secciones largas y repetitivas dentro de la sonata K448, un tipo de actividad eléctrica conocida como theta aumentaba en sus cortezas frontales.

Investigaciones anteriores han sugerido que la actividad theta puede estar asociada con respuestas emocionales positivas a la música. 

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