El uso del cannabis es milenario

Imagen de una zona de cultivo de cannabis medicinal en California, Estados Unidos, donde se autoriza su consumo desde 1996. Foto: Pixabay

Imagen de una zona de cultivo de cannabis medicinal en California, Estados Unidos, donde se autoriza su consumo desde 1996. Foto: Pixabay

Imagen de una zona de cultivo de cannabis medicinal en California, Estados Unidos, donde se autoriza su consumo desde 1996. Foto: Pixabay

Si bien los primeros registros arqueológicos del uso ritual y etnomedicinal del cannabis datan de hace 10 milenios en Asia, no fue sino a mediados del siglo XIX cuando la ciencia moderna empezó a analizar sus efectos en la salud humana.

China fue uno de los precursores en el uso del cannabis para enfermedades. De acuerdo con la investigadora Jann Gumbiner, columnista de Phychology Today, el emperador Sheng-Nung (2 700 a.C.) utilizaba el ‘ma’ o cannabis hembra como parte de sus tratamientos para reducir el dolor causado por la menstruación, el reumatismo, la malaria, entre otros.

A pesar de que su uso era extendido entre los griegos, los indios, los egipcios, entre otros, los científicos plantearon investigaciones serias hacia 1850. Según el libro ‘The Antique Cannabis Book’, en 1937, en Estados Unidos y Europa se distribuían al menos 2 000 medicamentos, de más de 200 farmacéuticas, cuyos principales componentes activos se extraían de esta planta.

A lo largo del siglo XX y en lo que va del XXI, las principales investigaciones en este campo se han centrado en el uso de los cannabinoides como parte de un tratamiento médico alternativo y complementario.

De acuerdo con el último informe publicado por el Observatorio Europeo de las Drogas y la Toxicomanía, el cannabis ha dado resultados positivos como antihemético, para estimular el apetito, para el dolor neuropático y la esclerosis múltiple, para el dolor crónico relacionado con el cáncer, etc.

Los principales productos cannabinoides aprobados por esta institución son el drobinol/THC, el nabiximol, el cannabidiol. Una de sus consecuencias sería la dependencia en tratamientos largos.

A pesar de que la lectura médica en torno al cannabis en el último año supera las 18 000 investigaciones escritas a escala global, esta ha sido incipiente en Ecuador. Una de las razones es que la ley no permitía el uso de la planta para fines investigativos.

Al estar en el plano de la ilegalidad, el sector académico en Ecuador no le ha prestado la atención debida, esto según Omar Vacas Cruz, investigado científico del Herbario de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, frenó los estudios de las propiedades de esta planta. Eso ha hecho, además, que los investigadores se basen en datos estadísticos de otros países, como EE.UU., España y Canadá, en lugar de tener a la mano datos propios.

Según Vacas, el proceso de investigación en torno al cannabis puede tomar 10 años, de allí la complejidad de elaborar fitomedicinas, es decir, medicamentos a base de vegetales.

Con la despenalización, Vacas señala que pronto emprenderán investigaciones sobre el cannabis andino. De hecho, hay una especie de cannabis que es totalmente blanco, que podría tener propiedades para combatir el cáncer.

Antonio Chávez, médico, indica que Ecuador respecto de otras naciones de la región está bastante rezagado en este ámbito, porque en el país no había ninguna legislación. Él indica que en Argentina se utiliza en el control del dolor, principalmente, en pacientes crónicos, enfermos terminales y en personas que están sometidas a radio y quimioterapia, ya que estimulan el apetito.

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