Imagen referencial. Un estudio alerta sobre los problemas éticos y medioambientales que generaría la crianza de pulpos para el consumo humano. Foto: Max Pixel
Un estudio advierte sobre los riesgos que provocaría la cría intensiva de pulpos para el consumo humano. Los expertos consideran que un proyecto empresarial de granjas para criaderos de esta especie no se debería ejecutar por razones éticas y ambientales, según informó la revista científica Issues in Science and Technology, este lunes 13 de mayo del 2019.
En recientes proyectos, México y Japón han intentado levantar criaderos acuícolas de pulpos para su consumo, pero ninguno de esos países han logrado desarrollar esta especie, debido a los numerosos obstáculos de un hábitat controlado.
Según la publicación ‘El caso contra el cultivo de pulpo’, la primera limitante es la crueldad a la que son sometidas estas especies en cautiverio. Los octópodos son conocidos por su inteligencia que les permite resolver problemas complejos, reconocer seres humanos, enfrentar inconvenientes y manipular objetos. Las destrezas las han desarrollado en su hábitat natural, en distintos puntos de los océanos.
De lo contrario, al permanecer en espacios cerrados, los pulpos alcanzan el estrés por aburrimiento. Por ello, muchos cuidadores de acuarios recurren a suministrar juguetes a estos animales acuáticos para que sean estimulados de forma constante por la exploración, control y manipulación de objetos.
El pulpo que crece en un hábitat diferente cambian su comportamiento y se muestra agresivo, incluso desarrolla conductas extremas como el canibalismo o la automutilación.
Otro de los argumentos de los especialistas es la catástrofe medioambiental que conllevaría la cría de pulpos. Este molusco, por naturaleza, es cazador y requiere alimentarse con una cantidad de comida que supera hasta tres veces su propio peso corporal. El nivel de calorías que requiere cambia al alcanzar la madurez.
En ese caso, dicen los investigadores, la granja de pulpos es insostenible porque los moluscos producirían grandes daños en el limitado espacio por contaminación fecal. Si las actuales piscifactorías (granjas intensivas de crías de peces) funcionan al límite, la presión por generar el alimento para estas especies supondría problemas en la calidad de la carne y seguridad alimentaria.
“Nuestra esperanza es que incluso, aunque criar pulpos se convierta en una opción viable, la sociedad reconozca los problemas de salud y medioambientales asociados a semejante idea”, sostienen los autores.