La presencia de rompehielos es necesaria para que los barcos pasen por esta vía. Foto: EFE.
El comercio es uno de los sectores que podría obtener ventajas de los efectos del cambio climático en el mundo. La creación de nuevas rutas, más rápidas y por sitios inexplorados, es una de las consecuencias asociadas al deshielo en zonas como el Ártico.
Esta semana, un buque danés de grandes dimensiones llegó a San Petersburgo tras haber cruzado el Ártico por el norte. El barco salió desde Vladivostok, en Rusia, y el trayecto demoró cinco semanas. Esto es casi 15 días menos en comparación a lo que duran los viajes por la vía clásica, por el Canal de Suez.
La ruta, también conocida como “pasaje del norte-este”, antes solo estaba habilitada para buques pequeños. Con el paso del barco de más de 200 metros de largo se busca comprobar que este camino puede funcionar para el transporte marítimo de contenedores.
Hace pocos años, el camino solo estaba disponible durante pocas semanas al año, pero el panorama cambió por las modificaciones en el clima.
Actualmente, esta ruta del norte está abierta durante tres meses (de julio a octubre), pero aún se necesitan rompehielos para abrirla, lo que implica un gasto adicional para quienes deseen pasar por allí.
Para Vladimir Putin, presidente de Rusia, la habilitación de esta ruta es un objetivo para el futuro. En declaraciones realizadas por el mandatario, recogidas por la agencia AFP, invita a que más personas se sumen para “desarrollar esta ruta prometedora”.
La idea del Gobierno ruso es mejorar este camino para que se pueda convertir en un paso que ahorraría tiempo a los grandes buques. En el proyecto de presupuesto 2019-2021, Rusia tiene previsto invertir más de USD 607 millones en la adecuación de este camino con la construcción de infraestructuras adecuadas y rompehielos nucleares. La pérdida del casquete glaciar del Ártico es uno de los principales factores que favorecería a este plan.
Luis Maisincho, docente de la Universidad Regional Amazónica Ikiam e investigador del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), explica que la aparición de nuevas rutas es una evidencia clara del cambio climático. Esto demuestra que la cobertura del hielo en esa zona del ártico está disminuyendo.
De acuerdo con las mediciones científicas, dice Maisincho, se conoce que el hielo normalmente aumenta en invierno, llega a su máximo espesor en marzo de cada año y cuando empieza el verano, nuevamente se derrite. Una parte de este hielo que se formaba, antes se quedaba allí y se iban creando sobre este otras capas sucesivas. Se podía encontrar hielos de hasta cinco años.
El problema ahora es que todo el hielo que se acumula durante un año desaparece al siguiente y ya no se regenera. Esto significa que actualmente se pierde más hielo de lo que se gana y este proceso es lo que está provocando la pérdida de la cobertura en el Ártico.
Este fenómenoconduciría a que se abran más rutas y en un momento, incluso todo el hielo de estas zonas polares podría desaparecer para que el área sea totalmente navegable.
Aunque podría sonar positivo para el comercio, al tener rutas más rápidas y una disminución en los costos de viaje, esto tendría un impacto negativo sobre el ambiente. Maisincho explica que todo componente en un ecosistema tiene un rol. Si se retira la cobertura de hielo, se va a afectar a toda la biodiversidad de esta zona.
La presencia de los barcos también ocasionaría un aumento de la contaminación, ya que la afectación sería tanto en la atmósfera (por los gases), como en el océano (por el combustible). La mayor presencia de humanos y el comercio en esta zona tendría otros riesgos como el inicio de actividades para la explotación. Los dos polos tienen reservas de minerales e hidrocarburos.