“En dos años de Gobierno no ha habido ningún cambio y los pacientes seguimos sin medicamentos”. Así lo señala Fabián Robayo, de 60 años, quien, además de discapacidad visual, padece diabetes y problemas del corazón.
Este 6 de enero del 2023 llegó a los exteriores del Edificio Zarzuela del IESS, en el centro-norte de Quito, portando en sus manos un altoparlante en el que gritaba: “Señor Presidente, escuche a los pacientes”.
Desde hace 18 años le detectaron diabetes y utiliza insulina a diario. El hombre comenta que desde hace más de tres meses en el hospital no le dan el medicamento y solo le dicen que espere. Tampoco recibe la simvastatina que la requiere para reducir el riesgo de un infarto.
El costo de este último fármaco es de USD 50 la caja y necesita de una pastilla diaria. “Lo poco de pensión que recibo no me alcanza para comprarlo”, comenta.
Robayo cuestiona que el presidente Guillermo Lasso ofrezca construir cinco hospitales cuando los que existen están desabastecidos de medicamentos e insumos y tampoco hay los especialistas necesarios.
Junto a Robayo se encontraban otros pacientes que por meses e incluso años no han recibido los fármacos.
Una de ellas es Carolina Cantuña, quien preside la Fundación de Pacientes con Inmunodeficiencias Primarias. La mujer menciona que uno de los principales problemas es la falta de especialistas como inmunólogos.
Este problema, señala, provoca que no haya quien solicite el medicamento y por tanto no se lo compra. La única opción que tienen es adquirirlo con su propio dinero.
Cantuña explica que el sistema inmune de las personas con inmunodeficiencias primarias no funciona adecuadamente y al no tener la medicación su calidad de vida se ve deteriorada. “Si nos llegamos a contaminar con cualquier agente infeccioso, al no tener un tratamiento morimos, así de fácil”, agrega.
Para acceder a los fármacos, cuyo costo, dependiendo del peso del paciente oscila entre los USD 1 800 mensuales, muchos han recurrido a instancias judiciales, que la mayoría ha ganado, pero tampoco se cumplen las sentencias. ¿A quién acudimos?, se pregunta.
Para Gustavo Dávila, coordinador de la Alianza Nacional por la Salud (ANS), después de dos años de Gobierno, dos declaratorias de emergencia y un gabinete sectorial, la situación es la misma e incluso más compleja.
El coordinador de la ANS, que agrupa 33 organizaciones de pacientes con enfermedades raras, catastróficas, crónicas, pacientes trasplantados y personas con discapacidad, recuerda que el vicepresidente, Alfredo Borrero, al inicio de su gestión, visitó 55 hospitales en distintas provincias del país y ‘palpó la realidad que viven los pacientes’. Pese a ello, asegura, no hay ningún cambio.
Sobre el reciente anuncio del presidente Lasso, quien dijo que este 2023 será el año de la salud y que hará visitas sorpresa a hospitales, Dávila sostiene que “quieren ahorrarle que recorra otros 55 hospitales porque el diagnóstico ya está dado”.
A su criterio, el objetivo ahora debe ser buscar soluciones concretas y que se reúna y escuche a los pacientes.
Dávila señala que pese a los constantes pedidos de acercamiento con el Primer Mandatario, no han tenido una respuesta. Por ello esperarán 15 días, de lo contrario están planificando plantones nacionales para que “se escuche la voz de los pacientes”.
Marco Sánchez, de 40 años, fue otro de los asistentes a la manifestación de este 6 de enero. Cuando apenas tenía 6 años le detectaron fibrosis quística, una patología rara que afecta principalmente a los pulmones y al páncreas.
El hombre menciona que durante los 34 años que vive con la enfermedad, nunca tuvo tanta dificultad para que le dieran la medicación. Recuerda que los problemas comenzaron desde el 2019 y hay meses que recibe las enzimas pancreáticas y otros no.
Con lo que gana como jubilado le toca comprar las 18 pastillas que toma a diario. Una caja de 20 le cuesta USD 13.
Además de las pastillas está el oxígeno que debe utilizarlo las 24 horas. Si sale de su casa, un tanque le dura dos horas y para recargarlo necesita USD 10.
“No hay plata que alcance. Sino fuera por la ayuda de la fundación, de la familia, no se que haría”, dice.
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