Desde la tercera semana de enero del 2022, el Hospital Docente de Calderón, ubicado en el norte de Quito, se sumó al plan de contingencia para atender a pacientes covid-19. La casa de salud atiende a ese tipo de infectados, después de que el Hospital Pablo Arturo Suárez sobrepasara el 85% de su capacidad de ocupación en hospitalización y cuidados intensivos.
Tatiana Pozo, coordinadora de la zona 9 de salud, que abarca el Distrito Metropolitano de Quito, dijo que en el Pablo Arturo Suárez hay 57 camas habilitadas para hospitalización, de las cuales 50 están ocupadas, es decir el 88%. Mientras que en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) la ocupación es del 93%, pues de 32 camas disponibles, 30 están llenas.
En comparación con inicios de enero del 2022, en esa casa de salud la ocupación en UCI era del 81%, con 26 pacientes.
Pozo sostiene que desde mediados de diciembre se evidenció un incremento de contagios y atenciones debido a las fiestas de Quito. En las últimas semanas del 2021 sucedió lo mismo por los feriados de Navidad y fin de año.
Frente al aumento de contagios, la coordinadora señala que previamente se trabajó en un plan de contingencia. El documento contempla que si el Pablo Arturo Suárez, que es el hospital centinela para covid-19, llegaba a una ocupación del 85% tanto en hospitalización como en UCI se activaban dos hospitales más: el Docente de Calderón, en el norte, y el Enrique Garcés, en el sur.
Hasta el 19 de enero del 2022, dijo Pozo, el Docente de Calderón, que en septiembre del 2021 cerró la atención en áreas covid, tiene una ocupación del 75% en hospitalización, pues de ocho camas disponibles, seis están ocupadas. En terapia intensiva es del 45%: de nueve camas, cuatro no están disponibles.
La funcionaria asegura que sà existe una capacidad de expansión en las dos áreas de los tres hospitales y se lo hará con base en la necesidad de atenciones.
Pozo recalca que no solo se tratan pacientes covid en esos espacios y si se da un mayor incremento en la demanda se deberán cerrar otros servicios. “No podemos darnos el lujo de cerrar áreas no covid porque la gente también está con otras patologÃas, hay personas que necesitan cirugÃas, terapia intensiva no covid, hay siniestros de tránsito, accidentes cerebrovasculares que necesitan de estas áreas”.
Según la funcionaria, hasta el 19 de enero del 2022, a nivel del Ministerio de Salud no habÃa lista de espera y todos los pacientes que han requerido hospitalización o terapia han sido atendidos.
La especialista recuerda que hace un año, en lista de espera habÃa entre 120 y 140 personas para terapia intensiva y entre 80 y 90 que buscaban hospitalización. “Esperábamos que sea dado de alta o un fallecimiento para que el paciente pueda ingresar a ocupar esta cama”, menciona.
Para evitar que los hospitales lleguen a su lÃmite, Pozo recomienda a la población mantener las medidas de bioseguridad y que se inmunice, ya que las vacunas han demostrado ser seguras y eficaces. Las dosis han logrado disminuir el número de hospitalizaciones y fallecimientos, señala.
Plan de contingencia en el Ecuador
El 18 de enero, el Ministerio de Salud Pública mantuvo una nueva reunión entre los integrantes de los subsistemas de salud: Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas (Issfa), Instituto de Seguridad Social de la PolicÃa (Isspol) y la red privada para revisar el plan de contingencia con el que se enfrentará el incremento de los casos de covid-19 en los diferentes niveles de atención de salud.
AllÃ, los representantes de las instituciones detallaron la situación de ocupación de camas en cada unidad médica y su capacidad de expansión.
AsÃ, hasta el 16 de enero, en la red pública y privada se reportaron 2 400 camas en hospitalización covid-19, de las que 1 372 están ocupadas. En el caso de los espacios de la unidad de intermedios, 87 de las 143 están llenas con pacientes contagiados. Mientras que en UCI se destinaron 637 lugares, de ellos 522 están con pacientes.
El plan de contingencia se trabajó desde diciembre del 2021 con la llegada de la variante Ómicron y dispone que, si una unidad de salud de cualquier subsistema cubre la totalidad de capacidad destinada a enfrentar el brote epidemiológico, de forma inmediata se activa otro establecimiento de un subsistema diferente para garantizar la atención a los pacientes.