El Ministerio de Educación de Ecuador intensifica estrategias para afrontar los riesgos psicosociales que afectan a niños y adolescentes y que contribuyen al abandono escolar.
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A través del Plan Nacional de Prevención de Riesgos Psicosociales se busca crear entornos seguros para garantizar los derechos de los estudiantes y fortalecer el proceso de enseñanza-aprendizaje.
La cartera de Estado aún no cuenta con una cifra consolidada de cuántos estudiantes dejaron las aulas en el último año lectivo 2023-2024. Pero, los datos oficiales muestran que en comparación con el periodo anterior 2022-2023 no se matricularon 119 340.
De esta cantidad, 64 024 son de la Costa y el resto (55 316) de Sierra y Amazonía. A través del programa Todos al aula, Educación informó que desde noviembre del 2023 hasta agosto de 2024 se identificaron a 26 144 alumnos fuera del sistema y de estos se integró al 66%. Esto significa que aún hay un camino largo por recorrer en cuanto a la reinserción escolar en el Ecuador.
El plan en el que está enfocado el Gobierno busca prevenir 9 riesgos principales:
- Tres tipos de violencia: física, psicológica y sexual
- Acoso escolar
- Embarazo, maternidad y paternidad tempranas
- Uso y consumo de drogas
- Intentos autolíticos y suicidio
- Trabajo infantil
- Desapariciones
Para prevenir la prevalencia de estos riesgos se plantean cinco estrategias. La primera involucra a cada estudiante para que aprenda a defender sus derechos y proyectos de vida.
La segunda busca propiciar la vinculación de los padres en el proceso educativo. En las instituciones educativas, el objetivo es fortalecer las capacidades y recursos para implementar estrategias preventivas.
La cuarta estrategia también apunta a la participación de la comunidad y la última meta: propiciar cambios en patrones socioculturales, con estrategias de incidencia política.
Implementar las estrategias se extenderá hasta 2030
Esta iniciativa contempla cinco fases que tomará ocho años. La fase preparatoria se inició en 2023 y consistió en elaborar herramientas, insumos de prevención y distribuir al sistema.
Según la información proporcionada a EL COMERCIO se acompañó a 4 244 instituciones educativas en el periodo lectivo 2023-2024. Esto con el objetivo de que desarrollen estrategias de motivación para mejorar la retención estudiantil.
La segunda etapa, entre 2024-2025, es un piloto que consiste en fortalecer las capacidades de prevención, rutas y protocolos de actuación en 110 cantones priorizados. Es decir, el 50% de 221.
La selección de estos cantones se realizó con estos criterios: análisis de casos registrados y subregistros de violencia sexual; revisión de la prevalencia de riesgos psicosociales de otras carteras de Estado; diversidad de territorios urbanos y rurales. También contó la presencia mayoritaria de pueblos y nacionalidades indígenas y las zonas de difícil acceso y limitada conectividad.
En el caso del cantón Quito, por ejemplo, se escogieron a dos distritos: Eloy Alfaro, que incluye sectores del sur de alta conflictividad por la presencia de bandas organizadas. El segundo distrito es Tumbaco, que incluye zonas rurales, alejadas y con varios problemas socioeconómicos.
Klever Hidalgo, presidente de la UNE de Pichincha, cree que los niños y adolescentes no pueden esperar hasta el 2030 para reinsertarlos. “Más de 119 mil vidas deben recuperarse con un plan urgente y hay que declarar en emergencia al sistema educativo”.
De esta forma- añade- el Estado puede destinar más presupuesto para reabrir 9 000 instituciones educativas que fueron cerradas en el correísmo. Ampliar partidas docentes y para psicólogos educativos.
Servicios para niños y adolescentes vulnerables
Por otro lado, el Gobierno ofrece servicios que responden a necesidades educativas específicas asociadas o no a la discapacidad y a la situación de vulnerabilidad, para evitar el abandono escolar.
91 aulas hospitalarias y atención a domicilio
Para los estudiantes que, por enfermedades, hospitalización y/o tratamiento médico de más de quince días, no asisten regularmente a la escuela, hay aulas hospitalarias y domiciliarias.
De enero a julio del 2024 se atendieron a 25 241 estudiantes con educación bajo la modalidad a distancia asistida, en 91 aulas de hospitales, centros de salud y se atiende en hogares. Se cuenta con 153 docentes.
Educación para 225 adolescentes infractores
Los adolescentes en conflicto con la ley reciben educación en 10 Centros de Adolescentes Infractores (CAI). Hasta junio del 2024 se inscribieron 225 estudiantes.
Está dirigido a adolescentes y jóvenes infractores de 12 a 25 años de edad con medidas socioeducativas privativas de libertad que cumplen su medida en estos centros.
Solo de la zona 8 de Guayaquil, Durán y Samborondón se inscribieron 53 alumnos y de la zona 9 de Quito se registraron 33. El programa está vinculado a instituciones fiscales y fiscomisionales autorizadas.
354 alumnos con problemas de drogas estudian a distancia
El servicio educativo se extiende a estudiantes en edad escolar que están en centros privados y públicos de tratamiento para personas con consumo problemático de alcohol y otras drogas.
La educación es a distancia y está asistida por 13 docentes. De enero a julio del 2024 se reportaron 354 beneficiarios en cuatro centros de Imbabura, Pastaza, Guayaquil y Quito.
140 unidades especializadas en alumnos con discapacidad
Hay 140 Unidades Distritales de Apoyo a la Inclusión (UDAI) en el país, compuestas por equipos multidisciplinarios que se encargan de la educación de estudiantes con necesidades específicas asociadas a la discapacidad. Estas unidades realizan evaluaciones psicopedagógicas, asesoran a docentes y familias, y coordinan el acompañamiento necesario para estos estudiantes.
Los docentes de apoyo a la inclusión trabajan con la comunidad educativa para desarrollar y aplicar metodologías adaptadas, estrategias pedagógicas y colaborar con diversas instituciones educativas.
Punto de vista
Sofía Zevallos. Directora académica de la Licenciatura en Educación de la UDLA
‘La escuela está dejando de ser atractiva’
“El plan suena bastante interesante, es de largo plazo y se incluye a familia, escuela. Al ponerme en el lugar de las personas que lo hicieron entiendo que buscan tener resultados eficaces. Puede ser algo sensato.
Pero no veo que se apunte a la calidad académica. Podría sonar trillado, pero cuando no hay interés por estudiar, se pierde el sentido de pertenencia a una institución educativa; cuando las bandas delictivas son más interesantes y no se ve un fruto luego del estudio significa que hay un problema mayor.
Me pongo a pensar qué está pasando para que ni los padres quieran que los hijos ingresen a una institución, mucho menos los estudiantes. Además de los riesgos identificados hay otro: dejar de ver a la escuela como algo importante.
Nos estamos enfocando en lo externo y no en lo que los seres humanos estamos llamados a hacer: aprender. No solo lo hacemos de cero a cinco años, sino toda la vida y si pierdo ese anhelo voy a ser presa de cualquier entorno que me resulte atractivo. La escuela está dejando de ser atractiva.
No quiero ser negativa, pero creo que hay que trabar en el espíritu académico: ¿para qué voy a la escuela?, ¿para qué quiero ser un profesional en Ecuador? Como padres ¿para qué te mando a la escuela?
En los 50, 60, 70 las familias podían ser de bajos recursos, pero veían en la escuela un entorno seguro, en donde adquirir conocimientos de matemática y el lenguaje era importante. Suena a tradición, pero estaban insertados en el ambiente escolar. Ahora la deserción provoca pérdida del sentido de la vida.
Al ver los niños en la calle se abre una brecha en procesos emocionales, sociales, de aprendizaje y son difíciles de acortar (…). Falta ver hacia lo atractivo que es ingresar a la escuela…”.