“Vivimos con sobresaltos, miedo y afectados psicológicamente”. Así se sienten los moradores de uno de los cuatro distritos más violentos de Quito.
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A través de Nancy Rosas fue posible conocer cómo viven los moradores de más de 75 barrios de La Ecuatoriana. Se trata de uno de los seis circuitos que componen Quitumbe, distrito del extremo sur de la ciudad con mayor nivel de criminalidad.
Ella es la vicepresidenta de la Coordinadora de Barrios, Organizaciones Sociales y Deportivas de La Ecuatoriana. Su cálida voz, en medio de la zozobra y el temor que genera la violencia, transmite solvencia y conocimiento de qué pasa y las limitaciones que afrontan.
A diario y a diferentes horas, delincuentes en motos y carros arranchan teléfonos, mochilas a los moradores de La Ecuatoriana, Edesa y La Inmaculada. Los crímenes más notorios ocurrieron en Martha Bucaram y la ciudadela Ibarra. En esta última zona conmocionó la muerte de un padre y su hijo.
La situación es igual de alarmante en la parte alta de La Ecuatoriana, en barrios como Nuevos Horizontes, Los Cóndores y Manuelita Sáenz. Los vecinos reportan robos a domicilio, asaltos en vehículos sin placas, y abandono de carros robados y desmantelados. Lo hacen en chats, donde también participa la Policía.
A pesar de los esfuerzos de la comunidad, como la formación de comités de seguridad, rondas nocturnas, marchas y reuniones con la Policía para discutir estrategias de prevención, la realidad es desoladora. Las alarmas suenan a medianoche y en las madrugadas, pero la delincuencia sigue su curso.
“El auxilio que presta la Policía comunitaria no es suficiente; no tienen vehículos, motos y el personal es escaso”, lamenta Rosas. Así trata de reflejar el sentimiento de abandono y desamparo que prevalece en los barrios. La venta de sustancias psicotrópicas, de alcohol y la presencia de habitantes de calle hasta altas horas también son indicadores de la inseguridad.
La Ecuatoriana pasó de uno a 11 crímenes violentos
Según la división administrativa que maneja el Ministerio del Interior, Quitumbe lidera las estadísticas de criminalidad con 29 muertes violentas entre enero y julio del 2024, de 133 que se registra en Quito.
Aunque de forma global son 11 pérdidas humanas menos que las del mismo periodo del 2023 (-27,5%), la percepción de inseguridad en este distrito se mantiene latente.
Sobre todo en el circuito La Ecuatoriana, en donde las muertes violentas pasaron de una a 11 (siete homicidios, dos asesinatos y dos sicariatos).
En total siete ecuatorianos, tres venezolanos y otro, cuya nacionalidad no ha sido identificada, perdieron la vida en siete meses. Eran hombres jóvenes de entre 18 y 30 años de edad. Apenas dos, de 51 y 65 años.
De los siete homicidios, cinco están relacionados con delincuencia común, ya sea por amenazas o robos, cometidos, principalmente, con armas de fuego. Los dos restantes corresponden a violencia comunitaria, expresada en riñas con armas blancas.
En los otros cinco circuitos de Quitumbe, a diferencia de La Ecuatoriana sí hay un descenso de crímenes. Sobre todo en Guamaní, que bajó de 12 a tres; Turubamba cayó de 13 a ocho; en Quitumbe descendió a la mitad: de ocho a cuatro.
Sin embargo, siguen siendo zonas deprimidas, en donde los moradores evitan hablar y buscan sobrevivir en medio de las carencias, falta de ingresos, delincuencia común y violencia comunitaria.
Aunque las autoridades atribuyen estos crímenes a disputas territoriales, los registros oficiales solo mencionan “amenazas y robos a personas con armas de fuego” como la presunta motivación detrás de las muertes. Esto deja con más preguntas a la comunidad que clama por más seguridad a puertas del nuevo ciclo escolar.
La Delicia, segundo distrito con más crímenes
Con apenas una muerte violenta menos que Quitumbe, La Delicia está en segundo lugar en el índice de criminalidad de este 2024. Este distrito del extremo norte de Quito se conforma de ocho circuitos, de los cuales tres son los que generan más preocupación: La Roldós, Carcelén y Colinas del norte.
La situación en La Roldós es alarmante, pues de los seis crímenes registrados cuatro se trataron de asesinatos. Es decir, previamente hubo la intención de matar.
Entre las víctimas se registran dos adolescentes de 16 años y dos veinteañeros. Todos murieron por impacto de arma de fuego, tras amenazas. Según el reporte policial, tres fallecieron en “locales de necesidades básicas”, catalogados como privados y otro en la vía pública.
Las otras dos muertes violentas se tratan de homicidios producto de riñas con armas blancas. Una de las víctimas era una mujer casada de 44 años, dedicada a los quehaceres domésticos.
A diferencia de La Roldós, en Carcelén ocurrieron cinco homicidios y un asesinato. Uno de los homicidios era por deudas, mientras que el resto forma parte de la delincuencia común.
En Colinas del norte, otro sector menos conocido, murieron cinco personas en riñas, amenazas y robo.
Distrito Eloy Alfaro, tercero en criminalidad
Otros 25 crímenes se concentraron en el distrito Eloy Alfaro, que también se encuentra en el sur de la urbe. El 64% de estas muertes violentas ocurrieron en cuatro de los nueve circuitos que forman parte de Eloy Alfaro. Se trata de: Barrio Nuevo, Chilibulo, Mena y Santa Anita.
En cada uno de estos sitios se registran cuatro crímenes en siete meses y las características son similares a las de los otros distritos.
Al distrito Eloy Alfaro pertenece Solanda, un barrio que ha estado conmocionado tras la muerte de tres jóvenes en una balacera, el pasado 18 de agosto. Hasta julio en esta zona se había registrado una muerte.
Calderón es el cuarto distrito con 15 crímenes
También en el extremo norte de la ciudad hay otro distrito que demanda atención. Es Calderón, una zona altamente poblada que ya suma 14 homicidios y un femicidio producto de violencia intrafamiliar.
Entre los crímenes de esta zona hay uno que ocurrió en la vía pública, producto de un linchamiento comunitario. Un terreno baldío, una cancha de uso múltiple, un parque son otros sitios públicos en los que se perpetuaron crímenes.