Las torrijas son la versión española de la tostada francesa. Llevan un toque de licor que puede ser vino. Para esta adaptación el chef Gabriel Mena, profesor de la Facultad de Gastronomía, Hospitalidad y Turismo de la Universidad de las Américas, utiliza licor anisado. Uno de los néctares preferidos por los ecuatorianos.
Para la preparación de las torrijas se recomienda el uso de pan de miga densa. De esta forma el pan absorberá mejor la mezcla y mantendrá su forma al momento de traspasarlo al sartén para dorarlo.
Algunos chefs indican que es aún mejor dejar remojar el pan por una noche para que tenga una suavidad al momento de cocinarse. Pero el toque también está en las formas de cocción. No solo basta el sartén para dorar las torrijas, sino también el horno para que tengan un crujiente extra.
Se sirven como desayuno o postre, más aún cuando se acompañan de helado. Para contrastar el dulce se sugiere que los sabores de estos sean ácidos como el de limón o de naranjilla. El balance que se genera entre el helado y la torrija no solo se refiere al sabor sino también a las texturas, combinando el crujiente de la tostada con la cremosidad del helado.