Barras especializadas en bebidas están en auge en el país

El vino y el whisky ganan adeptos a través de talleres y catas que promueven  entre el público una cultura de bebidas más consciente. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO

El vino y el whisky ganan adeptos a través de talleres y catas que promueven entre el público una cultura de bebidas más consciente. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO

El vino y el whisky ganan adeptos a través de talleres y catas que promueven entre el público una cultura de bebidas más consciente. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO

Degustaciones y catas promueven una cultura alrededor de las bebidas en el Ecuador. En el último año han aparecido nuevos espacios que ofrecen vino y whisky en barras especializadas.

Tinto Blanco Wine Bar Shop fue una de las primeras barras dedicadas al vino. Andrea Vitola, socia del local, explica que la idea nació para ofrecer un lugar en el que se puedan degustar bebidas de calidad, y para ello mantienen 180 etiquetas de vinos del mundo.

Vitola resalta que la presencia de los ‘sommeliers’ en el área permite sugerir a los comensales cepas para cada ocasión y maridajes con la comida del local. “A la gente le encanta que le guíes”, resalta Vitola, por ello realizan talleres mensuales que incluyen cursos de cocina y maridaje o catas, categorizados por importadores.

El ambiente es clave en las barras, pues son bares modernos en los que el público puede sentarse a conversar, escuchar música y, de paso, conocer un poco más sobre las bebidas que consumen. Con esta idea, Thierry Sebasatià abrió hace ocho meses Room By DiVino, “quería sacar de la mente de la gente la idea de que tomar vino es un lujo”. Por eso decidió traer una barra estilo neoyorquina para la capital.

La carta de Room tiene 100 etiquetas de vino además de coctelería a base de vinos. Pero Sebastià señala que una de las atracciones son las minicatas. Ofrecen 10 estilos diferentes de estas experiencias, en donde el comensal puede degustar tres tipos de vinos diferentes, entre blancos, tintos, espumantes, entre otros.

Aquí, la clave está en que el público degusta a su ritmo. A través de fichas para cada copa se conocen los aromas y sabores que se deben sentir en cada paso de la cata. Aun así, dos veces al mes realizan catas dirigidas a grupos de 25 personas.

Ambos expertos coinciden en que los precios asequibles permiten difundir bebidas de calidad a través de estos espacios. No solo cuenta la bebida sino también el servicio. “Quería que la gente entienda bien el concepto del servicio, beber un vino a gusto y disfrutar del momento”, señala Sebastiá.

El vino no es la única bebida con barras especializadas. Hace seis meses se abrió en Guayas el Guayaquil Tasting Club (GTC). Un local que nació por el amor al whisky. El espacio está abierto al público, pero también mantienen membresías anuales. Adrián Vergara, gerente de Operaciones, cuenta que los socios obtienen descuentos en las botellas y sobre todo en los eventos de cata.

En GTC los eventos de degustación se realizan tres veces al mes. Vergara resalta que se trabajan temáticas para que el público pueda conocer whiskys por región o por estilos de producción, ya que cuentan con más de 150 etiquetas que vienen de Irlanda, EE.UU., Escocia o Japón, entre otros países.

Para Vergara, el club busca fomentar el buen consumo de whisky e incluso el maridaje de esta bebida con comida, pues considera que Guayaquil es una ciudad amante de este destilado.

Ya sean vinos o whiskys, las barras especializadas siguen en aumento y permiten al público adentrarse en un mundo en el que se pueden descubrir nuevos sabores y entender mejor los gustos personales.

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