El chef Rodrigo Pacheco trabaja en la regeneración de mar y tierra

La cocina de Pacheco se caracteriza por la frescura, con productos obtenidos del mar y de un bosque comestible. Foto: Cortesía / Rodrigo Pacheco

En octubre pasado, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) designó al chef ecuatoriano Rodrigo Pacheco como embajador de la Buena Voluntad para el Año Internacional de la Sanidad Vegetal (AISV).
“Fue una llamada sorpresiva. Me genera honor y sentido de la responsabilidad ser un motor de cambios”, expresa Pacheco. Durante un año, el chef debe difundir en sus redes sociales información sobre la salud del suelo y la soberanía alimentaria.
Con el AISV, la FAO busca concienciar sobre cómo la protección de la tierra y las plantas puede ayudar a erradicar el hambre, reducir la pobreza, proteger al ambiente e impulsar el desarrollo económico regional.
Cada año, hasta un 40% de los cultivos a nivel mundial se pierde debido a plagas y enfermedades. Los ecosistemas equilibrados son más resilientes frente a estas amenazas. Pacheco quiere darlo a conocer a través de la promoción de sus actividades, ligadas a la restauración de ecosistemas degradados con base en la agricultura biodiversa.
El chef empezó a conectar la cocina con el campo hace unos ocho años, al mismo tiempo que arrancó con el proyecto del restaurante Boca Valdivia, ubicado en Puerto Cayo. Allí implementó un pequeño bosque comestible del que se obtienen unos 300 productos.
En esta área se activaron microorganismos, insectos y aves en su calidad de controladores de plagas y polinizadores. También se generó sombra, humedad y hogar para la fauna. “Fui descubriendo el ciclo de la vida de las plantas, su lado medicinal, histórico y hasta anecdótico”, cuenta. Este conocimiento lo aplicó en la cocina de Boca Valdivia, en donde los platos son creaciones con los productos del día.
Pacheco está ahora trabajando en la implementación de dos proyectos ambiciosos: una biored y el bosque comestible más grande del Ecuador. Los ejes son educación, conservación y bioeconomía circular.
La Biored comprende la protección de más de 70 000 hectáreas entre áreas marinas y terrestres. El objetivo es regenerar los ecosistemas de los manglares, arrecifes de coral y bosques. El proyecto ya empezó y tiene una reserva de 50 hectáreas de bosque de garúa y unas 10 hectáreas de bosque seco tropical.
Los bosques comestibles son una forma de cultivo que imita las características de un bosque natural, para mantener el equilibrio de la productividad con base en la sinergia entre especies. De allí se obtiene no solo frutas y vegetales, sino también madera, medicina, aceites y otros productos.
Para implementar este bosque, que abarcará 500 hectáreas, Pacheco está trabajando con organismos internacionales y con empresas multinacionales. El trabajo multidisciplinario arrancará en 2021.
50 familias locales son parte de estos proyectos. “La gente que trabaja con nosotros tiene un mejor estilo de vida y mayor estabilidad económica”, dice Pacheco para aclarar que sus proyectos también abarcan lo social.