La nueva administración municipal seguramente evaluará el estado de los proyectos que deja el alcalde saliente, Santiago Guarderas, para Quito. Los balances están bien e incluso serán necesarias las fiscalizaciones de esta y otras gestiones municipales; pero también son necesarias las acciones para avanzar como ciudad.
La falta de planificación es una debilidad en general en el Estado ecuatoriano. La infinidad de procesos burocráticos, generados por la excusa del fantasma de la corrupción, han hecho que las operaciones que deban ser modernas caigan en sistemas que recuerdan a ciudades de los años ochenta. A esto se suma que la política y el ego de sus actores se impone sobre las verdaderas necesidades de la capital de los ecuatorianos. Hay una disputa sobre quién debe inaugurar el sistema de transporte, cuando lo más importante es que los trenes y sus servicios realmente sean útiles y cumplan el propósito de transportar en condiciones de calidad a los usuarios.
El 2 de mayo empezó el cobro de pasajes en el metro y generó más de un inconveniente. Aglomeraciones, quejas por retrasos y hasta incidentes por una falta de cultura metro (términos acuñados para entender el comportamiento en el sistema). ¿Qué da cuenta esta situación? Que no ha dado resultado la planificación para el correcto funcionamiento del metro y más si es que hasta ahora no opera al cien por ciento con su sistema de recaudación (parte de la operatividad). Las culpas de tantos retrasos para que el metro funcione correctamente, las deberán encontrar las autoridades de control algún día, si es que deciden indagar, pero las consecuencias de la poca planificación las vive el usuario.
Es verdad que los pasajeros deberán aprender de a poco a convivir con un sistema como el metro, pero el gobierno local y sus operadores deben crear urgentemente las condiciones adecuadas para que no nazca con defectos, los defectos que ya tiene el transporte público de la ciudad. Un buen punto de inicio es que las autoridades dejen de lado sus intereses particulares y tengan una visión para una ciudad moderna, en evolución.