Repetidas veces, en los últimos tiempos, Rafael Correa se ha referido al Presidente Moreno llamándolo Efialtes. ¿Quién fue Efialtes?
La mitología nos relata que Leonidas, Rey de Esparta, cuando fue atacado por Jerjes, cuyos ejércitos superaban ampliamente en número a las tropas griegas, resolvió defender su reino en el inexpugnable paso de las Termópilas. Uno de sus hombres lo traicionó y dio a conocer a Jerjes una ruta alternativa para que sus ejércitos eviten tal obstáculo y caigan sobre las huestes de Leonidas por la retaguardia. Así, los 300 heroicos defensores de las Termópilas fueron batidos por sus atacantes. Efialtes era el nombre de ese individuo traidor, deforme y amante del dinero fácil.
Es evidente que cuando Correa llama Efialtes al Presidente Moreno lo hace porque le acusa de traición y porque -maldad inhumana- lo considera “deforme”. Se coloca en la posición de Leonidas, general sabio, honesto, heroico, generoso y magnánimo, cuya personalidad en nada cabría equiparar a la del iracundo, prepotente, egoísta, vanidoso e impulsivo jefe de estado que gobernó al Ecuador. Pero Correa se equivoca en cuanto al contenido sustantivo de la lealtad. Lo confunde con el de complicidad. No cabe reclamar lealtad con el vicio o el error, no cabe exigir lealtad con la ignominia. Lealtad es virtud que se ejerce en el marco de las leyes, en la práctica del honor, en la hombría de bien.
En el libro “La Mitologia nella vita dei Popoli” se habla de otro semidios, secundario y monstruoso, que traicionó a Heracles -el Ércules romano- y paso a la historia como símbolo de maldad, deshonestidad y latrocinio: Caco. Entre sus armas preferidas se encontraban las llamas, truenos y centellas que lanzaba desde sus fauces contra quienes consideraba sus enemigos. La mitología relata las fantásticas aventuras de Ércules y cuenta que, encontrándose el héroe en el monte Palatino, Caco le robó una manada de reses y se refugió en una cueva tenebrosa cavada en el monte Aventino. Orientado por el mugido de los toros, Ércules descubrió el escondite de Caco, le atacó y, después de una lucha feroz, le mató y recuperó su botín. Ovidio y Virgilio recogieron en sus escritos la mencionada tradición.
Para responder a la alusión mitológica de Correa contra Moreno, bien serviría la segunda leyenda. Los resultados de las inacabables investigaciones que se están haciendo sobre la época del desgobierno de Alianza Pays nos conducen a los antros de Caco y a sus fechorías.
Si Correa, con su alusión a Efialtes, se ha colocado en el campo de la mitología, del mismo campo emergería la respuesta adecuada, simplemente recordándole la leyenda de Caco, monstruoso hijo de Vulcano, experto en apropiarse de lo ajeno, que parecería haber encontrado su Aventino cerca del Panecillo ecuatoriano.