Los educandos vuelven a clases en colegios y escuelas. El nuevo ciclo supone esperanzas y limitaciones a superar.
Para Quito el reto trae aparejado un nuevo concepto de restricción vehicular que se impone desde la semana siguiente. En estos días se ha planificado un acceso escalonado que pretende evitar la congestión y las dificultades en el tráfico y hacer del ingreso a clases un proceso normal.
Pero los retos de la educación son inmensos. Un país sin educación y sin niveles de superación cotidiana no va a ninguna parte.
En este año hay retos particulares. Como el Ministerio informó oportunamente la entrega de libros escolares se la hará hasta la primera semana de octubre. Algo entendible en atención a los ciclos de producción editorial de millones de textos.
Es de esperar que, como se ha ofrecido, los contenidos estén desprovistos de consignas o propaganda.
Durante la década pasada la inclusión de visiones políticas parciales y hasta la formulación de conceptos sesgados manchó los textos y pretendió incubar aspectos ideológicos.
Eso nunca debiera volver a suceder.
La educación es para la libertad, desde luego la inclusión y los valores humanos son esenciales. Visiones retardatarias pretendieron denostar la siembra de valores.
Otro de los grandes retos es la mejora de la infraestructura física de los planteles. Luego del fallido experimento de las escuelas del Milenio y el derroche durante la mal llamada Revolución Ciudadana, el derecho a un aula digna, equipada y a servicios básicos debe tratar de llegar a todos.
Hará falta seguir profundizando en equipamiento y acceso a las tecnologías de la información, indispensables en los tiempos que corren.
Directivos, profesores y padres deben afrontar el nuevo momento de la inclusión de miles de niños y jóvenes venezolanos en las aulas. Una obligación humana para con quienes han debido abandonar su país por la fuerza de las circunstancias es crucial.
Un punto en contra de la políticas públicas fue el retraso en los anuncios en costos de la educación particular. Se lo debió hacer a tiempo.