El Gobierno lanza unas señales que resultan destacables. La firma de convenios de inversión extranjera es saludable.
Otro tema clave es el anuncio que hace el ministro de Industrias, Eduardo Egas, de propiciar giras para procurar atraer a inversionistas. Los viajes serán a Canadá, Estados Unidos y Europa. Con este último bloque está en marcha la ratificación del acuerdo para propiciar un intercambio comercial fortalecido.
A la vez, se avanza en una ley para el fomento de las Alianzas Público-Privadas y Financiamiento Productivo.
Aunque las señales llegan casi a los nueve años de Gobierno, no dejan de ser importantes. Importantes porque muchas veces desde el discurso político no se asignó el papel clave que debe tener la inversión privada, sea esta nacional o extranjera. Es, sin duda, un factor para generar fuentes de trabajo y mejorar las condiciones económicas de la sociedad desde el sector privado.
Cuando el discurso del cambio de matriz productiva no ha cuajado, pese a los anuncios y empeños, consolidar el factor confianza al que aludió Nathalie Cely, ministra de la Producción, al resaltar la inversión peruana en empresas cementeras, es un paso imprescindible.
Hoy, que afrontamos todos la contracción económica, el trabajo conjunto de los inversionistas privados, nacionales o extranjeros, y el compromiso del Gobierno para atenuar los discursos maximalistas superados por la realidad deben confluir por el bien común y el crecimiento económico.