Inaudito: armas de guías de cárceles desaparecen

El país tiene un deplorable sistema penitenciario. Más allá del hacinamiento, la falta de servicios y el riesgo para la vida de los detenidos, ahora faltan armas entregadas a los guías.

Un informe de la Dirección de Seguridad Penitenciaria determinó que, de 733 armas consignadas para la seguridad en manos de los guías del sistema penitenciario, han desaparecido -como por arte de magia- 214.

Entre el armamento perdido hay escopetas, revólveres, pistolas, repetidoras, carabinas y lanzagranadas.

Esta delicada dotación debe estar en rastrillos debidamente custodiados y las armas deben ser entregadas en cada turno de guías en las afueras de los centros penitenciarios, con registros firmados. Así sería fácil establecer faltantes rápidamente.

El tema es delicado por cuanto las armas pueden caer en manos de reclusos peligrosos o hasta ser vendidas en mercados clandestinos.

Los datos publicados por este Diario apuntan a que algunas de estas armas podrían tenerlas los propios guías fuera de su lugar de trabajo, y en algunos casos los números de serie no responden a los registros oficiales; incluso hay algunas cuya procedencia no tiene respaldo.

Adicionalmente se conoció que en Quito apenas 10 de las 165 armas funcionan. El mantenimiento lo hacen por su cuenta y riesgo los propios guías, sin control superior.

Este estado de cosas ilegal, inaceptable y en grado sumo irresponsable, es una mancha más al tigre del truculento y deplorable sistema.

Hay exceso de personas privadas de libertad. En algunas cárceles no hay agua potable. Los contratos de alimentación, por decenas de millones de dólares, deben ser auditados al detalle. El ingreso de armas, dispositivos y comida para algunos detenidos no tiene control. Para colmo de males, la vida de las personas detenidas corre peligro y su bienestar sicológico y físico sufre deterioro.

Los guías con graves faltas disciplinarias en algunos casos, tampoco reciben la formación adecuada para situaciones que requieren un manejo especial, delicado. La foto es de un esperpento que hay que cambiar.

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