El país entra a una etapa clave en la reinstitucionalización, luego de una década de demolición nociva y perversa.
El proceso complejo de selección de jueces y fiscales a nivel nacional debe partir de altas premisas.
La justicia ha sido cuestionada por la opinión pública. La experiencia ciudadana ha sido triste y la gente ha perdido totalmente la confianza.
La Policía sostiene que se hacen esfuerzos en la lucha contra el crimen y a veces las acciones de los jueces desvirtúan ese trabajo y son laxas con presuntos delincuentes.
La construcción de una cultura democrática donde el respeto al derecho y la ley sean norma de vida para todos exige jueces y fiscales de altísima calidad moral y académica. Para garantizar que la renovación de jueces sea de primera hay varias coordenadas importantes.
Una primera es la solvencia moral. Una hoja de vida sin tacha, un patrimonio acorde a los ingresos y unos fallos pulcros y equilibrados en quienes están en carrera judicial.
Otro aspecto fundamental es la formación académica. Altas calificaciones universitarias, permanente actualización y títulos de postgrado especializados son indispensables.
Y otro asunto no menos importante es la independencia. La afiliación política jamás debe interferir en sentencias y acciones judiciales. La conciencia política es una cosa y la administración de justicia es otra.
Un alto sentido de justicia es dar a cada cual lo que corresponde. Tener nitidez en lo que significa la vindicta pública y el derecho ciudadano.
Todo para que nunca más nadie se atreva a decir que desde el poder o cualquier otro estamento de la sociedad se le meterá las manos a la Justicia. Eso fue devastador.
Para los fiscales, los requerimientos éticos y profesionales son similares que para los jueces. Defender a la sociedad demanda altos valores.
Se da por descontado que cualquier funcionario de rango medio, más aún un aspirante a un ascenso judicial, como juez o fiscal, no debe estar incurso en el uso de credenciales fraudulentas como las denunciadas, frente a un país indignado.