La responsabilidad ciudadana ha sido ejemplo en las últimas semanas en Quito. Eso es ponderado porque fue consciente de las consecuencias que acarreaba la expansión masiva de la variante Ómicron. Esa reacción ha ido de la mano con las decisiones que ha implementado el COE Nacional, con las distintas autoridades. Quito, al igual que otros 179 cantones del país, salieron del semáforo rojo, lo que muestra una concienciación de la ciudadanía.
Es necesario mantener ese ejemplo para encontrar puntos de equilibrio con las resoluciones que puedan ir adoptando el COE Nacional y los cantones, en el camino. La ola del Ómicron origina preocupación, pero también ha presentado una respuesta responsable del ciudadano, la de tomar recaudos. Y es necesario continuar en esa línea.
Las clases presenciales -voluntarias-, el aforo en el transporte público, actividades en playas, mercados, gimnasios, bares…, con sus respectivos aforos y horarios aprobados, tienen que aplicarse de acuerdo con las disposiciones del COE. Incumplirlas, puede traer graves consecuencias, como las experimentadas meses atrás. La decisión de enviar a los estudiantes a escuelas y colegios queda en manos de los padres de familia, incluso en cantones que están en semáforo en rojo. Solo están autorizados los planteles que cuenten con Planes Institucionales de Continuidad Educativa, aprobados por el Ministerio de Educación.
La decisión se respaldó en evidencias científicas, con el argumento que las instituciones educativas no son sitios de contagio.
La recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es aprender a convivir con el virus, pero con responsabilidad. Por eso en el país se han ido regularizando las actividades, a toda escala, lo que es necesario para la reactivación económica.
La exhortación para la ciudadanía, y también para las autoridades, es continuar con las recomendaciones -incluir campañas-, uso de mascarillas, alcohol y respetar el distanciamiento físico, aunque suene repetitivo. Y de esa forma lograr una convivencia acorde con la realidad global.