En el 2012, y solo en Pichincha, se reportaron 2 237 robos de autos. En los patios de la Policía Judicial hay 1 600 autos y 1 200 motos.
Para los dueños de autos robados el calvario empieza con la peregrinación a los patios para tratar de reconocer su vehículo. No siempre es fácil, puesto que operan organizaciones delictivas especializadas en varias tareas. Son negocios bien estructurados, al decir de oficiales especializados de la entidad policial. Desmantelan autos y los venden por partes.
Adulteran los números de chasis y motor y los cambian, con lo cual el proceso de comprobación química del número se torna imposible. Pero lo peor es que muchas veces los autos se usan en robos o secuestros, con lo cual la recuperación se complica.
Varios testimonios recogidos por este Diario en reportajes publicados esta semana muestran lo engorroso de la tramitología y, muchas veces, los costos para el propietario, ya no solo afectado con la pérdida del automotor sino en su tiempo (entre 30 y 90 días) y en el dinero que gasta.
Es importante advertir a los compradores de autos usados que verifiquen si los documentos están en orden. Quizá con un sistema computarizado la Policía Judicial pueda en el futuro instalar un servicio de verificación expedita en las ferias libres. Sería otra forma de luchar contra el crimen y evitar malos ratos a los que compran autos de segunda mano.