Anahí Suárez se entrena desde septiembre del año pasado en Quito. Foto: Comité Olímpico Ecuatoriano
Es introvertida. Siente nervios cuando le prenden una grabadora o una cámara de televisión, para hablar de su ascendente carrera deportiva. Es Anahí Gabriela Suárez, medallista de bronce en los Juegos Olímpicos de la Juventud.
“Me gusta que me llamen Anahí, no Gabriela. Mi madrina escogió mi nombre, lo copió de una telenovela”, relata mientras dibuja una sonrisa y deja de lado los nervios. Segundos antes había tratado de ocultarse, porque hablar con los periodistas no es lo de ella.
Ha tenido que aprender, porque este 2018 ha logrado resultados trascendentes. Ganó las medallas de oro en 100 y 200 metros del Sudamericano Sub 18, en Cuenca. Fue tercera en los 200 metros del Iberoamericano, en Perú, y ganó la presea de plata en el relevo 4×100 m.
En septiembre retornó a Cuenca para el Sudamericano Sub 23. Subió al podio por la medalla de bronce en los 100 metros, la superaron su ídolo, Ángela b, y la brasileña Rosa Vitoria.
“Anahí corre las dos distancias, pero tiene mejores características para los 200 metros. Tiene cosas que mejorar en los 100 metros”, dijo el entrenador Nelson Gutiérrez.
La Confederación Sudamericana de Atletismo la llama ‘la revelación de las pruebas de velocidad’ y la bautizó ‘Joya de la velocidad’, este 2018.
El entrenador cubano es responsable directo de este progreso. Anahí, que nació en Ibarra, comenzó a entrenarse hace dos años. En septiembre del 2017 llamó a la juvenil atleta para que se uniese al equipo con los mejores velocistas del país: Ángela Tenorio, Marizol Landázuri y Álex Quiñónez.
“Es motivante entrenarme con ellos. Siempre me dan consejos. Me dicen qué estoy haciendo mal. Antes de las competencias, me envían mensajes por el teléfono”, dijo Anahí.
Se trasladó a vivir a Quito, ahora representa a Pichincha, y además de entrenarse todas las mañanas, estudia a distancia en el Colegio Nuevo Ecuador. “Tengo que igualarme en los deberes y tareas”, dijo Anahí, a su arribo a Quito. Trajo su medalla de bronce para dársela a su madre, a quien no ve desde hace tres meses. Le ha sido imposible visitarla por los viajes, competiciones y concentraciones.
Reconoció que, otra vez, le traicionaron los nervios como aconteció en agosto pasado, cuando viajó a Finlandia para el Mundial Sub 20. Por primera vez salió del país, se encontró con situaciones nunca antes vividas. “Estuve nerviosa”.
En Buenos Aires, sede de los Juegos Olímpicos de la Juventud, volvieron a aparecer los nervios. Según el reglamento de competencia, Anahí corrió en dos ocasiones. Se hizo una suma de los dos tiempos y se determinaron posiciones.
En su primera carrera cronometró 11 segundos y 95 centésimas (11,95), distante del 11,50 que registró cuando ganó el bronce Sudamericano Sub 23.
Pese al tiempo, ganó su ‘heat’, de los cinco que se realizaron.
En su segunda presentación corrió en 11,29, pero no le alcanzó para la medalla de oro, se quedó con el bronce. “Cumplimos con el país. Los resultados son fruto del trabajo del entrenador, porque este año he mejorado mis tiempos”.
Esta fue su última carrera del año. Descansará por una semanas antes de iniciar la pretemporada pues, el próximo año, además de los torneos de su categoría intentará clasificarse a los Panamericanos de Lima.
“Es una atleta muy seria y disciplinada, dos aspectos importantes para un deportista”, dijo el DT Gutiérrez.