El valor de la tolerancia
Qué difícil en la vida ser una persona tolerante y sobre todo comprensiva, que procure aceptar las diferencias de los caracteres y de las costumbres, especialmente en lo que concierne a su pareja, trátese de esposo, esposa o simplemente con quien conviva, porque de otra manera no se logra mantener una relación permanente y que se prolongue en el tiempo.
Es cierto que en los comienzos de un noviazgo o en los inicios de la vida en pareja, las diferencias no se perciben, porque estamos tan imbuidos de ese amor que nos profesamos, que todo aquello pasa a segundo lugar, pero a manera que avanzamos ya en los años de convivencia, van apareciendo notoriamente esas diferencias, principalmente en los caracteres y porque no decirlo en las propias e individuales costumbres de vida.
Resulta que las quejas principalmente se dan por las constantes increpaciones mutuas sobre que el uno o el otro es la persona dominante y que no permite un libre albedrío, o sea que persisten las imposiciones de lado y lado y por eso es precisamente necesario acrecentar nuestra tolerancia por aceptar esas diferencias y aquello solo se puede lograr si de verdad existe en las parejas un verdadero amor que logre minimizar las mismas.
Parece que cada uno quisiera hacer lo que desea, sin ninguna atadura ni coerción, pero mientras se mantiene la pareja siempre van a presentarse esas insinuaciones mutuas de querer que sea aceptado su deseo o su mandato y ahí se provocan las diferencias, pues se pierde esa libertad de acción. No se puede elegir cosas, actividades, deseos, conveniencias, aspiraciones, si no existe la aceptación de la pareja y entonces se produce la ruptura, porque cada quien desea realizar o concretar lo que le gustaría hacer, pero si la tolerancia se extrema se puede llegar a acuerdos y soluciones valederas para la pareja, sin que se produzcan discusiones o desavenencias y es cuando más debe aflorar ese amor en pareja, que es el componente esencial de esa larga y perdurable mantención de un hogar, donde prime la comprensión, el respeto y ese mutuo deseo de complacerse, aunque sea en cosas nimias o sin importancia.
Si una persona es tolerante con su pareja, seguramente también lo va a ser con sus hijos, sus nietos, hermanos, sus familiares en general, amigos, o sea de todo ese núcleo que circunda a su alrededor. Aprendamos a ser tolerantes en la vida y no nos dejemos llevar por nuestros impulsos, seamos más reflexivos y tranquilos y así lograremos que nuestra vida se desarrolle con mayor calma y tranquilidad.
Voltaire dijo: “No estoy de acuerdo con lo que dice, pero defenderé con mi vida su derecho a decirlo”.
Hernán Patricio Orcés Salvador
A la sombra de Correa
Próximos a cumplir dos años de gobierno, es importante realizar, de manera general, un análisis de lo sucedido en ese periodo. Los ecuatorianos votamos por el actual gobierno con la esperanza de que todo cambie y por un rechazo a l candidatura correista, hasta ahí, todo fue normal, pero a al haber transcurrido 24 meses de gobierno las cosas han empeorado, un gobierno que inicio su labor sin tener un plan, a pesar de que el actual gobernante paso diez años haciendo campaña y pensamos que hizo el respectivo diagnostico de la situación del país, pero que equivocados estábamos. Es así que en economía ha sido un total fracaso, cambiando varias veces a sus ministros, todos improvisados, la población sigue siendo más pobres, en lo social otro fracaso, nada ha cambiado, con subsidios nada cambia; en educación no llegan los cambios, con una ministra que no encuentra rumbo, un infraestructura escolar destruida y sin tomar decisiones; en seguridad, han pasado varios encargados, para solucionar el grave problema, últimamente nombrado a gente que saben de seguridad y de desarrollo, pero que el gobierno cree que son los nuevos “rambos”, se necesita mas que eso, se necesita ver el origen de todo lo acontecido, el desempleo, la falta de atención a los más pobres, la pobreza, el desinterés en desarrollar el país y creer que el desarrollo es tener una reserva monetaria destinada al pago de la deuda externa y proteger el sistema financiero y no al desarrollo integral del país; la corrupción, que es la que galopa en todas las instituciones, una compras públicas, que es un parapeto para oficializar la corrupción, pues todo aparece que se ha cumplido con todos los requisitos pero se otorga a empresas vinculadas con funcionarios de la Institución compradora de bienes o servicios.
La Contraloría sabe perfectamente lo que sucede, no es nuevo, siempre ha sucedido, sin embargo, se dan informes limpios. El caso de un funcionario de la Contraloría que fue intocable, pues, es hermano de un expresidente, era el encargado de compras públicas, nadie le controlaba y tenia sus “compinches” quienes renunciaron y huyeron, poniendo el dinero a buen recaudo en paraísos fiscales.
Lamentablemente, este gobierno en dos años no ha podido borrar la “ sombra de Correa”, pues seguimos pensando que todo es culpa del prófugo. Es hora de liberarnos de esta mala sombra.
Romel Merchán Herrera.