Es increíble saber que un asunto tan sencillo, como obtener el turno para tramitar una licencia de conducir, puede tardar hasta tres meses. Resulta que la agencia, encargada de agilizar estos procesos, no puede solucionar las falencias. Hay malestar en Quito, Guayaquil, Cuenca, Sto. Domingo de los Tsáchilas, etc.
El Código Penal (art. 387) sanciona con una multa del 50% del salario básico (USD 197) y la reducción de 9 puntos en la licencia a quienes conducen con los permisos caducados. Entonces, esta es una materia nada simple, que requiere una atención urgente.
Todo estalló en enero, y medio año después la única respuesta de la autoridad es que se trabajó en una planificación y que la
dificultad está superada. No es verdad.
La afluencia de usuarios a las oficinas que atienden en el país es alta. Cada día reciben un promedio de 3 680 personas que buscan el documento que les permite manejar.
Los testimonios son desesperantes. Unos no pueden trabajar sin la credencial. Están parados. Otros han sido multados en operativos ejecutados por agentes de tránsito.
En Cuenca, la Agencia de Tránsito despacha en promedio 170 documentos diarios; entre primera vez, renovación y duplicado, pero después de una larga espera.
En Santo Domingo de los Tsáchilas la excusa es que el sistema no admite turnos más ágiles. Eso también ocurre en otras ciudades.
No es la primera vez que la Agencia le falla a la ciudadanía. Tres meses atrás, el país vio cómo las personas no podían obtener las placas para sus vehículos. Su elaboración es artesanal y las instalaciones de la fábrica son demasiado pequeñas para una tarea tan grande.
Para emitir una lámina se debe cumplir 25 pasos. Todo toma tiempo.
Se ofreció una solución para agosto. El plazo corre y habrá que ver qué sucede.
La única repuesta que entregan en las oficinas que funcionan en las provincias es que la matriz de Quito no remite el material. Con las licencias ocurre algo parecido. Hay que dar soluciones rápidas a los usuarios.