Los alcaldes del país se moverán en dos escenarios en el manejo de la emergencia sanitaria por el covid-19, desde este 4 de mayo.
En el primero compartirán una responsabilidad política, otorgada por el Gobierno nacional, para salir de esta crisis, a través de sus decisiones para la apertura paulatina de las actividades económicas en cada uno de los 221 cantones. Esto significa que en el costo político, el Gobierno no será el único responsable lo que les suceda a los 17 millones de habitantes de aquí en adelante.
En el segundo está el rumbo que cada uno de los 221 alcaldes dará a su territorio, es decir, velar por quienes los eligieron el 24 de marzo del año pasado.
Muchos ya han asumido un papel importante en esta cuarentena, que comenzó el 16 de marzo. Se han encargado del control de los mercados, de la aplicación de medidas de bioseguridad, obligando a los ciudadanos a que usen mascarillas, que no se aglomeren, que se aíslen, que respeten los toques de queda, de conseguir alimentos para las personas sin recursos, pruebas del covid-19… en fin, es una larga lista de tareas.
Así como gestionan esas acciones, ahora es momento de empezar a plantear las salidas para retomar de forma ordenada y segura las actividades económicas.
No hay tiempo para quejarse, porque los empleados de las fábricas y empresas, los emprendedores que tienen sus propios negocios y que de ellos dependen varias familias, las personas que ganan sus ingresos diarios y demás actividades necesitan volver a producir, trabajar y generar ingresos.
La información que el Comité de Operaciones de Emergencia nacional entregó ayer a los representantes de los burgomaestres puede ser útil para tomar decisiones. En esos detalles está la clave para pasar del semáforo rojo en el que se pusieron casi todos los municipios hacia el amarillo o verde.
Eso sí, es imperativo que el Gobierno cumpla con su acompañamiento y entregue la información de forma oportuna y clara.