Los habitantes de Pedernales están ilusionados con su hospital desde hace 20 años. El ofrecimiento verbal se hizo en el 2000 en la alcaldía de Manuel Cedeño, quien enfermó y lamentablemente murió, sin concretar la obra y antes de terminar su gestión.
Cinco años después volvieron a escuchar que se iba a tramitar un crédito no reembolsable con España, por USD 4,5 millones para un hospital de 30 camas y 11 dispensarios en la zona rural. La negociación no prosperó y el Municipio archivó el proyecto.
El 17 de mayo del 2008, la Cruz Roja inauguró un pequeño hospital, en la administración del alcalde Óscar Arcentales, quien fue reelegido el año pasado. El Municipio dotó de insumos médicos, pero el 19 de noviembre el Ministerio de Salud lo clausuró.
Hubo más ofrecimientos, hasta que ocurrió el terremoto de abril del 2016. En ese entonces, el Gobierno prometió construir la casa de salud, para lo cual se hicieron los estudios y se contaba con recursos, tras la aprobación de la Ley de Solidaridad.
Con esa Ley, los ecuatorianos aportamos USD 1 555 millones (informó el Servicio de Rentas Internas en junio del 2017), para financiar la reconstrucción de Manabí y Esmeraldas. Ese dinero fue recaudado de la contribución solidaria de sueldos, el IVA del 14% y otros impuestos a las empresas.
Tras cuatro años de ese desastre, los manabitas de este cantón sienten que han sido burlados y engañados, por los contratistas y las autoridades a todo nivel, que nunca cumplieron con la edificación del hospital, pese a que se contaba con el dinero de la reconstrucción.
Parece broma, pero es cierto. En septiembre del año pasado se cayó la contratación hecha con una empresa mexicana, que falsificó una póliza de garantía por USD 800 000. Luego, en enero de este año se dio el contrato al Consorcio Pedernales-Manabí, que recibió USD 8,2 millones, pero no hay obra.
Este Gobierno ha ofrecido ejecutar el proyecto y se espera que cumpla; de lo contrario sería otra burla para los pedernalenses.