La caída del precio del petróleo desde finales del 2014 redujo los ingresos del Fisco. En lugar de adaptar la economía a la nueva realidad, el Gobierno anterior recurrió a endeudamiento para sostener el gasto.
“Tal vez tenemos un problema, tal vez nos quedamos sin empleo, pero el jefe de familia tiene tarjeta de crédito para seguir subsistiendo”, dijo en enero del 2016 el expresidente Rafael Correa al hacer un símil con la economía ecuatoriana.
Pero las cuentas llegaron y es momento de pagar. El Gobierno actual redujo a la mitad el gasto en inversión y ejecuta un plan gradual de ajuste al gasto.
Pese a ello, este año necesita USD 8 200 millones para cubrir el déficit y el pago de deudas adquiridas en el pasado.
De ese monto contrató una parte y aún debe conseguir USD 3 800 millones, aunque el Fisco asegura que solo le faltan 2 400 millones gracias a las medidas emprendidas. Desde el 2019 necesitará, además, unos USD 1 500 millones para restituir el aporte estatal para pago de pensiones a cargo del IESS. El 2020 deberá buscar otros 2000 millones para cancelar los bonos que vencen ese año.
Las facturas se acumulan y eso pone nerviosos a los inversionistas, que piden más claridad al Gobierno sobre las medidas que adoptará para garantizar los pagos de esas obligaciones futuras.
Por ahora Finanzas está centrado en mejorar el perfil del endeudamiento del país.
La semana pasada logró un crédito de USD 500 millones de Goldman Sachs. El monto exigió una garantía de USD 1 200 millones, que no ha sido bien vista por el mercado.
Aún así el crédito se logró a una tasa del 6,55%, tres puntos por debajo de lo que exige el mercado de bonos este momento, lo cual significa a futuro menores costos.
El Fisco también anunció un diálogo para focalizar los subsidios a los combustibles que, de concretarse este año, abonará en aliviar la caja fiscal. Ahora faltan las definiciones para los próximos años.