Es mediodía y el vallenato se escucha a todo volumen en la 8 de Junio, barriada de la parroquia guayaquileña Posorja. Jóvenes y niños caminan por las calles de tierra. Otros permanecen bajo techo, al lado de las paredes de bloque con que se levantaron pequeñas casas. El calor es intenso.
Cuando llegan extraños solo los miran. Igual ocurre cuando ingresan policías protegidos con chalecos antibalas y cascos. Todos los agentes están armados. “Ahora el barrio está calmado, pero hasta hace dos semanas por aquí se movían los cabecillas de las principales bandas que operan en Posorja”, dice uno de los oficiales. Se refiere a la disputa entre mafias por dominar los barrios y rutas para acceder al puerto marítimo con los cargamentos de droga.
Esa ‘guerra’ dejó ocho asesinatos en dos semanas.
Todo se agudizó luego de que alias ‘Popeye’, uno de los jefes locales de Los Choneros, se apoderara de 20 toneladas de droga que pertenecían a sus aliados de México y Colombia. Los investigadores saben que a partir de ese robo las mafias iniciaron una persecución para asesinar a alias ‘Popeye’ y a sus hombres.
Incluso lo siguieron a un hospital de Guayaquil, adonde había llegado con dos tiros en el pecho. Pero cuando los sicarios ingresaron a su habitación él ya había salido. Los gatilleros atacaron, pero mataron a otra persona.
En Posorja, la gente dice que lo llaman ‘Popeye’ por el parecido con el secuaz de Pablo Escobar. La foto del extinto líder del cartel de Medellín está pegada en las motos que circulan en esos sitios. Junto a ella aparecen imágenes de pistolas.
“Aquí son venerados todos los mafiosos colombianos. Hay hombres que caminan con cadenas y anillos de oro por el puerto”, dice un hombre que vive ocho años en la zona.
En las incursiones, los policías han descubierto viviendas con lujos y extravagancias.
Hace 10 días se allanó un inmueble con una piscina que tenía una cascada y en el fondo se veía una imagen gigante de un billete de 100 dólares.
El miércoles 2 de junio del 2021, este Diario llegó a los exteriores de esa casa. Está ubicada en un sector popular conocido como Nuevo Posorja.
Allí, la mayoría de viviendas es de caña y para llegar hay que avanzar por calles de tierra. Es la única vivienda que tiene tres plantas de hormigón y cerramiento de cemento. Hay cuatro cámaras de seguridad y un cerco eléctrico.
La Policía investiga quién es el propietario. Dicen que allí descubrieron un arsenal de pistolas y municiones.
A pocas cuadras de ese sitio comienza el barrio Quito, considerado como zona roja de Posorja. Para ingresar, los agentes piden el apoyo de motorizados. “Acá también se mueven muchos cabecillas de bandas delictivas. Solo entramos cuando estamos con un gran número de elementos”, dice otro uniformado, mientras se detiene en una esquina.
Dos cuadras adelante, cuatro chicos salen de una casa. Todos observan a los gendarmes. Uno de ellos baila con un cuchillo en la mano. Luego se esconden cuando el personal se acerca al inmueble.
Las amenazas que han recibido han hecho que la Policía cercara sus oficinas con mallas de hierro, que bloquean el paso de vehículos y peatones.
100 agentes llegaron a reforzar los controles en cinco zonas consideradas conflictivas.
Ellos recorren a diario sectores en los que se perpetraron ataques. Uno de esos barrios es el 20 de Octubre. Allí, el pasado 23 de mayo dos armados detonaron una granada en una casa. Los vidrios destrozados de las ventanas permanecen en el piso. Parte de la fachada se halla destruida por las esquirlas.
La gente del barrio habla poco de ese momento. “Ya no vive nadie ahí”, dice una mujer. “Yo no sé nada”, indica una chica y se esconde en la casa.
La noche de la detonación, los sospechosos también dispararon varias veces. Así asesinaron a un hombre de la banda de Popeye. La víctima tenía 21 años. Los investigadores indicaron que esta muerte respondía a otro ataque que se había reportado tres días antes.
En otro sector de Posorja, un hombre fue acribillado con más de 10 disparos. Los perpetradores de este crimen se movilizaban en motocicletas.