En Durán hay temor por grupos que se dedican al sicariato

Los agentes de la Policía Nacional ejecutan operaciones en la zona céntrica de Durán, en Guayas. Foto: EL COMERCIO

Es viernes. Son las 14:00 y un disparo se escucha en el cerro Las Cabras, una zona conflictiva de Durán, en Guayas.

Los niños que juegan en una calle de tierra se quedan inmóviles, miran alrededor y hacen silencio. Ese día, este Diario estuvo allí. Tras la detonación, un hombre sin camisa corre entre la maleza, cuesta abajo. Detrás va un policía con botas de cuero, chaleco antibalas y un casco. El sospechoso llega a un callejón abierto entre casas de caña y ladrillo. Allí se pierde.

El agente regresa. Le cuesta respirar por el peso del equipo.

El calor es intenso. Por la radio escucha que sus compañeros necesitan refuerzos en otro punto de ese mismo sector.

20 agentes del Grupo de Operaciones Motorizadas (GOM) ejecutan una redada contra el microtráfico y el sicariato.

Cuando ven a los uniformados, chicos que pertenecen a las bandas disparan al aire. “Así tratan de amedrentarnos”, cuenta un policía.

En Las Cabras, las zonas están identificadas. En las paredes aparecen grafitis de los Chone Killers y Latin Kings, dos mafias señaladas por los asesinatos en Guayaquil.

Los investigadores advierten que tras los ataques en el Puerto Principal, los gatilleros vuelven a Durán y se movilizan por Los Arbolitos, 28 de Agosto, Los Helechos, Divino Niño, Abel Gilbert y El Recreo.

En esta última zona, las calles son angostas y en las paredes de las casas aparecen firmas con aerosol o franjas de colores negro, rojo y amarillo.

Las organizaciones narcodelictivas tienen presencia en los ocho distritos de este cantón, cercano a Guayaquil.
Los uniformados recorren los graderíos del cerro Las Cabras. Foto: EL COMERCIO

Así se identifican los territorios de cada organización. Los agentes han descubierto que incluso han reclutado a menores de edad, a través de falsos grupos religiosos.

“Van a las casas y les dicen a los padres que van a rezar en el parque en las noches. Ahí les adoctrinan y les indican que van a tener poder, armas, dinero y joyas”. Así está registrado en un parte policial.

“Después, empiezan a darles drogas. Una vez que los chicos se vuelven adictos les obligan a cometer crímenes a cambio de dinero para que puedan pagar sus dosis”, señala un oficial que rastrea el problema en Durán.

Solo el 2020, en esta ciudad se descubrió a 17 menores involucrados en crímenes. Este año se han sumado 10 más.

Los reportes dicen que las mafias están inmersas en los ocho distritos del cantón. El pasado 4 de junio del 2021, dos hombres fueron acribillados en un pasaje de la ciudadela Maldonado.

En el barrio Oramas González, la gente prefiere no hablar. Los niños ya no salen de noche a jugar en las calles. En las esquinas hay grupos de hasta 10 hombres reunidos.

El sábado, así fueron descubiertos nueve integrantes de los Latin Kings. La Policía llegó a la tercera etapa de El Recreo y los halló en un inmueble. Portaban armas que tenían grabadas la frase “Llama Call 38”.

Los agentes sospechan que se trata de una marca de fabricación artesanal. Los cuerpos de Inteligencia que trabajan en Durán indican que allí también funcionan talleres que fabrican o modifican armas.

Los informes de los investigadores señalan que este es un territorio en donde se comercializan motos, pistolas y teléfonos para el cometimiento de asesinatos. Una moto con sus identificaciones adulteradas puede costar hasta USD 500. Un arma está valorada en USD 300 y los gatilleros cobran entre USD 250 y 600 por cada muerte violenta.

La cúpula policial sostiene que en este momento se trabaja en estrategias para detener la ola de violencia reportada.
Ya enviaron 50 policías para reforzar las seguridades. Hoy se analiza mandar otro grupo.

Así han logrado decomisar armas. Las escenas de personas que son requisadas por los motorizados se han vuelto frecuentes. La idea es evitar que los gatilleros operen.

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