El ataque se perpetró con fusiles de asalto. La Policía confirmó ayer (10 de junio del 2021) que en el doble asesinato, cometido la tarde del miércoles cerca de la parroquia rural de Píntag, en el oriente quiteño, se usaron municiones 223. En las fuerzas del orden, este material es considerado “armamento pesado”.
La vía E-35 fue cerrada. 10 agentes recogieron todos los indicios. La intención es determinar quién está detrás del ataque y por qué se produjo el atentado, que a más de los muertos dejó dos heridos. Ellos son interrogados.
Las primeras indagaciones señalan que las víctimas iniciaron su viaje desde Guayaquil y habían pasado por Santo Domingo de los Tsáchilas.
Eran cuatro personas que se trasladaban en una camioneta roja y en un jeep. Los informes levantados indican que estaban equipados con blindaje en sus puertas y ventanas.
El parte dice que todo ocurrió cuando los cuatro afectados remolcaban a uno de los autos que presentó averías.
“Un nudo de la cuerda que servía para halar al carro se desató a la altura de Píntag. Al bajarse para arreglarlo, hombres armados dispararon desde dos autos en movimiento”, dice un investigador. Por eso no se descarta que los victimarios los hayan seguido y aprovecharon el momento para actuar.
Tras lo ocurrido, ayer (10 de junio del 2021) se reforzaron los controles en las carreteras que están alrededor de Quito. El comandante de la Policía capitalina, Alaín Luna, dijo que se desarrollan las investigaciones. Los miembros de la unidad especializada en muertes violentas (Dinased) también se trasladaron al sitio.
Recogieron versiones de testigos, pidieron grabaciones de cámaras de seguridad y solicitaron un informe balístico.
La Policía advierte que este caso violento no tiene que ver directamente con Quito, porque las víctimas estaban de paso por las afueras de la ciudad.
Lo mismo se dijo cuando el 9 de marzo pasado, sicarios mataron a un hombre que estaba en el sector de Quitumbe, en el sur. Allí, el personal dijo que el fallecido había huido de Los Ríos tras herir a una persona y se refugió en Quito. El caso se manejó como venganza.
En los cuatro primeros meses de este año, el Ministerio de Gobierno contabiliza 45 muertes violentas en el Distrito. En igual período del 2020 se reportaron 48 homicidios.
El 17 de marzo, dos hombres más fueron acribillados en La Ferroviaria. En el expediente judicial reposan versiones de los testigos y ellos dicen que el autor de los disparos es miembro de una banda que vende droga y que los fallecidos eran de otro grupo. Hasta el momento hay un procesado.
Las pesquisas hablan de una pugna para mantener el poder de los territorios en los que expenderán los narcóticos.
Por eso, desde el día del atentado, este barrio sigue intervenido por agentes de la Unidad del Mantenimiento del Orden. 10 policías con trajes de protección patrullan cada día.
Otros equipos han sido desplegados en más puntos. En uno de estos aparecieron murales gigantes con la bandera de México, la Virgen de Guadalupe y un hombre armado.
Hoy se sabe que integrantes de la Vatos Locos pintaron estos cuadros el 20 de marzo pasado, el mismo día en que uno de sus líderes fuera asesinado en el extremo norte de Quito, dentro de una mecánica.
Los policías señalan que ese deceso tiene relación con la guerra desatada para mantener el poder en los territorios para la venta de las drogas.
Ahora se indaga si el sitio en donde ocurrió el homicidio era usado por la agrupación para modificar los números de serie de vehículos que luego eran usados en actos ilegales.
El 29 de marzo, los agentes intervinieron una reunión de jóvenes que habían llegado de distintas partes del país.
Cerca de 400 asistentes arribaron a las canchas deportivas de Buenaventura, en Chillogallo. Con información reservada conocieron de ese encuentro y ejecutaron requisas. Ahí encontraron droga en pequeñas dosis y armas blancas.
Los investigadores no descartan que así se arme una estructura ilegal para actuar.