En el Mercado Mayorista, en el sur de Quito, es común ver a niños jugando en los puestos de venta de sus padres. Foto. Armando prado / EL COMERCIO
Es más que un mercado. Es el lugar donde David, de 1 año y medio, aprendió a gatear y a caminar. Unos días luego de nacido, su madre María G., quien vive de vender granos desde sus 13 años, lo cargó sobre su espalda con una sábana y empezó a trabajar.
Desde las 03:00, hasta las 17:30, David la acompañó mientras ella desgranaba choclo seis días a la semana. Para David, el Mercado Mayorista es su casa. El centro de abastos más grande de Quito, con 14 ha, es como una pequeña ciudad. Tiene calles internas, que colapsan por el tráfico de camiones en hora pico. Allí trabajan 1 418 comerciantes y abastece a los 54 mercados de Quito.
Es, también, el único mercado que nunca duerme. Las madrugadas -en especial los días de ferias (martes, jueves y sábados)- cerca de mil personas, en su mayoría mujeres, se dedican a desgranar, clasificar verduras, limpiar…Lo hacen en compañía de sus hijos, quienes por el frío se acurrucan en algún rincón o concilian el sueño dentro de un cartón.
La labor de quienes hacen trabajos nocturnos es una realidad oculta, según explica María Fernanda Pacheco, presidenta del Patronato San José. La mayoría son adolescentes y madres solteras que desgranan todo el día y ganan USD 1. Para combatir ese problema, el Patronato abrirá allí un Guagua Centro para acoger a niños de hasta 16 años. Contará con 120 m², tendrá colchones, cocina y baños.
Allí trabajarán parvularias y los niños recibirán alimento. En días de feria, funcionará en la noche. Según un estudio que llevaron a cabo la ONG DYA y la Fundación Holcim, que también forman parte del proyecto, en días de feria es cuando mayor cantidad de menores de edad trabajan. El 70% de los vendedores viene de comunidades indígenas de Colta, Tisaleo, Guamote, Tigua, y vive en barrios del sur.
En el Mercado Mayorista se identificaron 105 niños que trabajan y 87 (menores de 5 años) que acompañan a sus padres. Los 192 pequeños son vulnerables. La Dinapen ha detectado venta y consumo de drogas, robos e incluso accidentes de autos. Cada semana ingresan 77 000 vehículos, y las madres, al estar trabajando, no siempre pueden estar pendientes de los niños, quienes corren de un puesto a otro.
El estudio reveló que el 60% de las vendedoras lleva a sus hijos cargados en la espalda, desde las 02:00; y que los martes y viernes, la mayoría de los comerciantes duerme en los puestos de venta junto a niños menores de 4 años. Marcela Ch. es otra de las mujeres que labora junto a sus hijos. El mayor, de 9 años, le ayuda a enfundar la alverja, y el menor, de 1 año, se dedica a “fastidiar”, como ella dice: se cansa de estar en el coche y llora. Su esposo también se gana el pan de esa forma.
Entre ambos, trabajando hasta 14 horas al día, ganan USD 670 al mes. Washington Suárez, gerente general de la Empresa Metropolitana Mercado Mayorista, dice que hace dos años se lleva a cabo un programa para la erradicación del trabajo infantil. Allí cuentan con una pequeña guardería solo en el día. Según Pacheco, ellos se beneficiarán del Guagua Centro y del proceso de estimulación y nutrición que brinda. Según el INEC, a nivel nacional hay unos 360 000 niños de 5 a 17 años en situación de trabajo, lo que representa el 8,6% de la población infantil.
En Quito, 26 678 niños y adolescentes trabajan, de ellos el 44% son oriundos de la Sierra Centro, según la Secretaría de Inclusión del Municipio. Entre el 2016 y el 2017, el Patronato San José realizó 1 281 abordajes a personas con experiencia de vida en calle y detectaron que el 40% de los niños trabaja. El resto solo acompaña a sus padres. En el Mayorista se identificaron no menos de 250 mujeres desgranadoras. Esa es la realidad de grandes mercados como San Roque y Chiriyacu. Luis Montalvo, coordinador distrital de Comercio, explica que en vacaciones la presencia de pequeños en los puestos aumenta, por lo que se crearon campamentos vacacionales.
La condición para acceder a ellos es que los padres acudan a los talleres para la erradicación del trabajo infantil. En el 2016 trabajaron con 3 000 niños en los campamentos. Montalvo asegura que si un administrador de mercado detecta trabajo infantil, contacta a los padres y les advierte de su prohibición en la Ordenanza 241, pero en algunos casos, los padres los envían a vender en las afueras.
Reconoce que la situación es peor en el comercio autónomo. El Guagua Centro, que significa para el Patronato una inversión de USD 130 000, pero su costo total será de cerca de USD 450 000, empezará a construirse a finales de julio. Tendrá espacio para 162 niños, y en las noches servirá de 18:00 a 03:00. Así, los hijos de las trabajadoras cambiarán las cajas de frutas por una cama caliente, un plato de sopa y una canción de cuna.