Quito es apta para alternar entre la bicicleta y el bus

Los colectivos organizan rutas para promover el uso de la bici como transporte. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO

Los colectivos organizan rutas para promover el uso de la bici como transporte. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO

Los colectivos organizan rutas para promover el uso de la bici como transporte. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO

Si se piensa en un ícono de movilidad sustentable, probablemente, la primera imagen que viene a la cabeza es la bicicleta. El miércoles, 19 de abril del 2017, cumplió 200 años y, en Quito, los colectivos y autoridades aún apuestan por ella para cambiar la movilidad en la ciudad.

Carolina Guevara, como parte del colectivo Ciudad en Bici, procura llegar todos los lunes en la noche a la cicleada que sale desde el parque Gabriela Mistral, en La Mariscal.

“En Quito sí se puede pedalear”, es la idea que quiere transmitir Ciudad en Bici. Por eso, cada semana organizan un recorrido distinto. El lunes pasado, con cerca de 30 personas, la cicleada recorrió La Mariscal, Miraflores, el Velódromo y el Cumandá para anunciar las actividades previstas para este fin de semana por el bicentenario de la bicicleta.

Actualmente, la idea de que la bicicleta es solo un medio para hacer deporte está descartada. Tanto ciclistas como autoridades la ven como un vehículo no motorizado para los viajes cotidianos. Los datos de la Secretaría de Movilidad muestran que, diariamente, cerca de 15 000 personas realizan viajes en bicicleta.

Pero, ¿es Quito una ciudad para la bicicleta? Los colectivos que la promocionan en sus actividades dicen que sí. Darío Tapia, secretario de Movilidad del Cabildo, es más cauto y le apuesta hacia la intermodalidad. Es decir, alternar el uso de la bicicleta con el transporte público en los viajes que hacen los ciudadanos.

Si se toma en cuenta la topografía, la capital tiene su dificultad para los viajes largos. La conexión entre los valles y el hipercentro, así como las cuestas en el centro de la ciudad son escenarios que complican pedalear a diario.

En el sector de La Mariscal hay más circulación de ciclistas. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Para Elisa Puga, de Biciacción, ante esa realidad hay opciones. Una, por ejemplo, es trabajar en la intermodalidad, es decir, alternar el viaje entre la bici y el transporte público.

Salir de casa, llegar a un terminal de transporte y continuar el trayecto en bus requiere una serie de medidas. Para Biciacción se debe crear espacios seguros para dejar las bicicletas o para transportarlas.

El Municipio dio pasos en este sentido. Según Tapia, por ejemplo, en las unidades del sistema Trolebús y de la Ecovía se colocaron estructuras para el traslado de las bicicletas. También se permite llevarlas en el interior de las unidades. Desde septiembre pasado, 50 unidades tienen instaladas las estructuras metálicas que sostienen a las bicicletas.

Para que la bicicleta gane terreno como medio de transporte, la idea no es ponerla a competir con el transporte público. “Los esfuerzos deben encaminarse a que los ciudadanos dejen el vehículo privado”, dice César Árias, experto en movilidad. Y para que esto suceda, los esfuerzos deben encaminarse a que las ciclorrutas se conecten con las terminales de buses. “La gente todavía no puede llegar a las terminales de buses de la ciudad, dejar su bicicleta en espacios seguros y continuar su trayecto cotidiano”, dijo.

Por esto, un tema clave para el uso de la bicicleta es habilitar ciclovías, pero eso requiere de estudios técnicos para no desperdiciar recursos, por ejemplo, poniendo vías que no luego no se utilizan.

Hasta el momento hay 32 kilómetros de ciclovías, según la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop). Para finales de este año llegarán hasta el parque Bicentenario, en el norte de Quito, hasta el redondel de la Atahualpa, en el sur.

Para estas nuevas ciclovías, la Epmmop realizó un estudio que identificó varios problemas en las rutas que ya existían. Entre los inconvenientes constan la ubicación de algunas ciclorrutas en vías secundarias, conflictos entre peatones y ciclistas e intersecciones y cruces inseguros.

Para los colectivos, el uso de la bicicleta no pasa solo por un tema de infraestructura sino por un cambio cultural. Guevara, por ejemplo, cuenta que el miedo a enfrentar a los autos es uno de los principales limitantes para usar la bici.

“Te lanzan el carro o no te respetan y eso dificulta el ciclear”, dijo Guevara, quien añade que existe la concepción de que el vehículo tiene la prioridad en las calles.

Para enfrentar el tema, Daniela Chacón, concejala de Quito, planteará, en conjunto con los colectivos de ciclistas urbanos, una ordenanza para la movilidad sustentable.

Entre las principales propuestas está definir una jerarquía que establezca al peatón como una prioridad. Esto obligará a que todas las empresas, sean municipales o privadas, piensen primero en los peatones, luego en los ciclistas y después en los vehículos.
Esta propuesta se presentará en el Concejo Metropolitano el próximo miércoles, 26 de abril.

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