Los moradores del barrio Álvaro Pérez,
en el sector de El Placer, lograron que su parque fuese beneficiado con la asignación de un presupuesto participativo. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
En septiembre se decide qué obras se realizarán en los barrios de Quito el año entrante. Las 65 asambleas parroquiales, en las cuales los vecinos priorizan y eligen los proyectos más urgentes para sus zonas, se llevarán a cabo hasta este viernes.
Se trata de los Presupuestos Participativos (PP), que financian obras no muy costosas pero necesarias como adoquinar una vía, un muro de contención o una casa comunal.
En el 2017 se están llevando a cabo en Quito 450 obras, resultado de las asambleas efectuadas en el 2016. Mientras que el fruto de las reuniones que se están realizando estos días, empezará a verse el 2018.
El año pasado se aprobó una ordenanza para cambiar la dinámica y mejorar los tiempos de entrega. José Luis Guevara, secretario general de Coordinación Territorial y Participación Ciudadana, explica que con este nuevo esquema se evitará uno de los principales problemas que giraba en torno a la demora en ejecución.
José Vicente Calderón, líder de Toctiuco donde viven más de 20 000 personas, explica que los PP son de gran ayuda para el barrio. Sin embargo, el tiempo en la ejecución les genera un sinsabor: en Calderón se debía hacer una cancha desde el 2014 y recién se la construyó a inicios de 2017.
Susana Castañeda (AP), vicepresidenta de la Comisión de Participación Ciudadana, advierte que pese a que existe un retraso, el cumplimiento ha aumentado en los últimos años. No obstante, aún no alcanza el 100%. Hasta agosto, dice, el cumplimiento es bajo. Las administraciones con mayor ejecución son La Mariscal, Manuela Sáenz, Eugenio Espejo y Eloy Alfaro, donde se ha devengado entre el 30 y el 44% del presupuesto.
Guevara explica que justamente se busca cambiar esa realidad con la aplicación de la nueva normativa.
Antes, los últimos meses del año se priorizaban las obras que se debían desarrollar el año siguiente. Como se trata de obras nuevas, no contaban con estudios, por lo que se realizaban el primer trimestre siguiente. Posteriormente se subían los procesos al portal y empezaba la contratación.
Por esa razón, a medio año, las ejecuciones presupuestarias eran bajas. Era en el último trimestre donde se registra mayor avance. Eso es lo que ocurrió con los PP que se definieron a finales del 2016 y se ejecutan este año.
En agosto del 2016, explica Guevara, el avance era menor al actual y se logró ejecutar el 85%. El porcentaje de obras restante se desarrolló a inicios de este año.
Para Castañeda, las obras deberían tener un alto porcentaje de avance. “Por más que se hubiesen tomado los cuatro meses de estudio, ya deberían estar listos. (…) se tardaron en hacer el reglamento”, sostiene.
Ahora, con la nueva ordenanza, los tres primeros meses del año se hizo un trabajo con la comunidad y se elaboró un listado de obras que se realizarán en el 2018. En el segundo trimestre se hizo un análisis de perfectibilidad. En el tercero se efectuaron reuniones con los vecinos para analizar los resultados, en el cuarto se está priorizando y haciendo los estudios. De modo que en el primer trimestre del 2018 se empezará a construir.
Otra de las novedades es que este año la ciudad cuenta con USD 20,5 millones para invertir en los barrios y 20,3 millones para 2018. Son 5 millones más que los utilizados el año pasado, y siete más que el 2013.
Pese al incremento, el monto no es suficiente para abarcar todas las necesidades de la ciudad. Toctiuco cuenta con 40 obras priorizadas, de las cuales cada año alcanzan a desarrollar máximo cuatro. Este año, el presupuesto para este sector es de USD 110 000. En el 2013, fueron 65 000.
Toctiuco es un barrio popular, aún tiene chaquiñanes, escalinatas de tierra que en invierno se vuelven resbaladeras. Elegir qué obra ejecutar no es sencillo, los vecinos trabajan durante todo el año en sesiones y hacen matrices con el fin de acordar y seleccionar las prioridades. Calderón advierte que la clave para la organización son los talleres.
Casa adentro, trabajar en los PP, dice, genera unión y forma a los líderes barriales. Así han logrado la construcción de parques, calles, mejorar la seguridad y la iluminación.
Los vecinos de El Placer Alto lograron remozar un parque y una cancha. Adriana Vizuete, de 52 años, asegura que el próximo año se hará un muro de contención y se rehabilitarán más espacios verdes.
Wagner Muñoz, presidente del Observatorio de Control y Veeduría Ciudadana de las Culturas, cree que el problema del sistema es que quienes hacen gestión popular no pertenecen a los cabildos donde se deciden las asignaciones. “Las obras se hacen para ciertos sectores usualmente donde viven los dirigentes barriales. Se deben oxigenar los comités barriales”.