Una llamada al ECU-911 puso en alerta sobre el incendio de un auto color negro cuando circulaba por el puente 2 de la autopista General Rumiñahui, al suroriente de Quito. El fuego afectó al vehículo, el conductor se detuvo en una parada de buses y salió del automotor luego de que se desataran las llamas.
En un video obtenido desde las cámaras de video vigilancia del ECU-911 se observa que el fuego, aparentemente, se inicia en la parte trasera del vehículo. Luego de eso, las llamas se expanden y salen por las ventanas delanteras.
Al ver el incendio, los conductores de dos camiones que transitan por el lugar se detienen, sacan sus extintores y rocían el polvo de seguridad sobre el auto. Pasan algunos minutos hasta que el fuego al fin se extingue.
Este hecho es algo que le puede pasar a cualquiera. Un vehículo contiene diferentes materiales y muchos de ellos son inflamables, como el aceite y el combustible. Puede suceder de forma accidental o también provocado por agentes externos.
Si alguna vez ha presenciado el incendio de un vehículo, sabe lo rápido que se puede descontrolar el entorno y aunque pueda parecer una situación de ficción, los incendios de autos en la capital son más habituales de lo que parece.
Jheferson Mera, teniente del Cuerpo de Bomberos de Quito, explica que en lo que va de este 2022, 31 vehículos se han incendiado en las carreteras de la capital y 85 a escala nacional, según datos proporcionados por el ECU-911.
Aunque algunos incendios de carros son causados por choques, la causa más frecuente son problemas con el cableado eléctrico del vehículo, el sistema de combustible o incluso los cigarrillos encendidos que se dejan en el carro, originando que el motor se prenda en llamas. Para Mera, la mejor línea de defensa es realizar chequeos tanto preventivos como correctivos.
Los fallos en el sistema eléctrico son la segunda causa más común. La batería de un automóvil puede producir hidrógeno gaseoso durante la carga, creando un peligro de explosión. La batería y los cables asociados a ella transportan suficiente corriente para encender combustibles en caso de fallo.
Para Alexis Ortiz, ingeniero mecánico, otro factor que incide es cuando los usuarios colocan en sus vehículos otros componentes o accesorios que no están dentro de los parámetros originales del carro y no son compatibles.
“Los mecánicos -dice Ortiz- a veces no tienen el cuidado suficiente, o los insumos que utilizan son de mala calidad o usan cintas adhesivas que son bien económicas y que no resisten al contacto de combustible; todo esto puede ocasionar un incendio del vehículo”.
Afirma que los gastos que representan estos daños pueden superar los USD 3 000, considerando que al incendiarse el vehículo se debe recuperar el cableado. En el mercado automotor, su valor varía entre los USD 1 200 y los 1 800, dependiendo la marca del vehículo.
Debido a que el auto está conectado por un sinnúmero de cables que conducen electricidad para activar los diferentes sistemas como luces, sistema de audio y otras funciones.
Una mala conexión o un cortocircuito en el sistema pueden provocar la chispa que desate las llamas al hacer contacto con materiales como el caucho o el plástico.
David Guachamín, dueño de un taller de mecánica en el sector de La Floresta, cuenta que a diario llegan personas con sus vehículos dañados a causa de conexiones eléctricas mal hechas.
“A mi taller siempre llegan clientes que por cambiar las luces acuden a mecánicos que recomiendan poner luces halógenas con mayor voltaje a sus vehículos y esto no es recomendable. Una luz LED con mayor voltaje es como si le pusiéramos una luz de camión a un vehículo liviano, esto genera un daño al auto y más adelante los faros empiezan a recalentarse o se queman”.
El técnico explica que todos los vehículos vienen con luces halógenas de 12 voltios, pero estas no cuentan con un ventilador y no permite que el calor salga, eso hace que el carro provoque demasiado calor y se ocasione algún incendio.
¿Qué hacer?
Mera explica que el primer síntoma de que algo no anda bien es el humo negro. Este se produce antes de que las llamas comiencen a ser visibles. Si se origina en el compartimiento del motor, lo más recomendable es detener la marcha, apagar el auto, quitar la llave y no abrir la tapa, pues al ingresar más oxígeno aumenta el volumen de la combustión.
Se debe evacuar a los pasajeros de la cabina, por lo menos a 50 metros del vehículo y en dirección contraria a las llamas. Si se continúa la marcha, es posible que el fuego ingrese a la cabina por los ductos de ventilación.
Mientras, para el ingeniero mecánico el uso del extintor es la clave para intentar sofocar las llamas. Recomienda que el fuego no se puede apagar con agua sino directamente con el extintor que apunte exactamente en esa dirección.
“Si no dispone de un extintor puede utilizar una gaseosa, esta tiene CO2, componente sofoca la llama, esto se puede implementar en un caso extremo”. Además, añade que no se debe utilizar agua para apagar la llama, es una práctica muy común, pero ineficiente cuando no se tiene a la mano un extintor o este se agota.
El agua al hacer contacto con el combustible derramado y en llamas, no hace otra cosa que propagarlo, además, se evapora rápidamente por la temperatura de la gasolina o del aceite.