Unas 100 personas han trabajado duro en Semana Santa. Su misión es armar la logística para la procesión de Cristo del Consuelo, la más grande del país.
Catequistas, ministros de la Fe y voluntarios se han organizado para que este evento se realice sin novedades. Están divididos en grupos, unos custodiarán a la imagen, otros se encargarán de cuidarla y otros de llevar el coche metálico en la que la trasladan.
También están los que la cuidan y la colocan después de la procesión.
“Es un trabajo que hacemos con la mayor alegría y como una muestra de nuestra profunda fe”, comentó Pedro Espinoza, uno de los voluntarios de la parroquia.
El Consuelo de la fe
La parroquia Cristo del Consuelo está ubicada al sur de Guayaquil y es una de las zonas más peligrosas de la ciudad. En agosto, un ataque con bomba mató a cinco personas e hirió a unas 20. Además afectó 20 casas.
La parroquia católica viene a ser como un remanso. Fuera de ella se ve a consumidores de drogas que viven en las calles, traficantes de dosis mínimas de estupefacientes.
En este lugar los padres claretianos llevan adelante esta tradición, que es la fiesta máxima de la semana mayor de los católicos.
A las 07:00 de la mañana del Viernes Santo la imagen del Cristo del Consuelo sale por la puerta principal del templo para comenzar una peregrinación de 27 cuadras. Ahora tiene un coche metálico, antes era llevada al hombro.
En el 2022 se calcula que más de medio millón de fieles acudieron a la procesión, que termina en la parroquia El Cisne 2.
Con fe todo se puede
A los 100 voluntarios católicos se suman efectivos de la Policía Nacional, la Agencia de Tránsito y Movilidad, Policías Municipales y miembros de la Cruz Roja.
Espinoza cuenta que los policías hacen un cordón de protección que rodea a la imagen del Cristo del Consuelo y de la Virgen María, que va en otro coche metálico, a tres metros de distancia.
“Participamos fieles de tres parroquias”, dice y señala que en la organización del evento intervienen personas de Cristo del Consuelo, Divino Amor y Virgen del Soto.
Estos fieles se encargarán de que los niños extraviados encuentren a sus padres, que los desmayados reciban atención médica y que los fieles consigan un baño en caso de que necesiten.
“Tenemos la fe de que todo saldrá bien”, finalizó Espinoza.