‘El panorama del atletismo es oscuro’

Manuel Quizhpe.   Cuenca
mquizhpe@elcomercio.com

El Mundial de Atletismo reunió en Berlín a 2 101 atletas de 202 países y solo 37 delegaciones nacionales ingresaron en el medallero.  ¿Cuál es el balance de la participación sudamericana?

HOJA DE VIDA
 Enrique Peña Ruiz
Nació el 21 de abril   de 1942 en Bogotá. Vive en San Diego California, EE.UU.
Debutó en 1974 como técnico. Dirigió  a las selecciones  de Colombia y EE.UU. En 1996 trabajó con Jefferson Pérez, con quien  ganó oro olímpico en Atlanta.
Es técnico   del programa World Class Atlhetes Program en San Diego, EE.UU.o hubo preseas  para Sudamérica. Los únicos países que puntuaron fueron Brasil y Colombia, con Fabiana Murer y Luis Fernando López, en su orden. Ellos terminaron quintos en la garrocha y en los 20 kilómetros marcha, siendo las mejores ubicaciones. Panamá terminó en el puesto 24 gracias al velocista Alonso Edward, quien ganó   plata en los 200 metros planos. México sumó  bronce con el marchista   Éder Sánchez. Sumados todos los puntajes de cuatro países no avanza para estar entre los 10 mejores del mundo.

¿La situación  es preocupante?

Es difícil, pero hay potencial y talento. Los atletas requieren un entrenamiento adecuado y  competir en el exterior. Los  Sudamericanos o Bolivarianos no  tienen nivel con miras a escala mundial u olímpica. En Europa  se mejoran las marcas. De lo contrario, cuando llegan a las olimpiadas o mundiales ponen excusas como el clima y la falta de roce internacional, que  se justifica. Los ministerios, comités olímpicos... deben estudiar qué harán a tres años de las  Olimpiadas de Londres. 

Los atletas y técnicos hablan de una exigencia extrema en Berlín y por eso no se alcanzaron los niveles de Osaka 2007 y Pekín 2008. Además se refieren al huso horario, la alimentación, la falta de adaptación... ¿Son pretextos?

El huso horario es otra excusa. Por teoría, los fisiólogos consideran un día de adaptación fisiológica por cada hora de diferencia. No es el cambio horario el que influye, sino cuánto tiempo es necesario. Hay que estudiar, tomar muestras de sangre a los atletas, seguimiento de la presión arterial, manejo del peso y la alimentación.

En la región  hay ministerios, federaciones, comités... que manejan  la misma plata y cuando llega al atleta no hay nada porque se fue en gastos administrativos ¿Qué hace falta para lograr los resultados esperados?

Un atleta élite no puede hablar de un entrenador sino de un equipo multidisciplinario. Debe practicar, estudiar y vivir  en un centro deportivo. Su cerebro también tiene que evolucionar, eso le ayuda  para enfrentar la competencia. Los rusos tienen un Centro de Entrenamiento, allí a diario les atienden masajistas y fisioterapistas, hay piscinas para hacer rehabilitación, jacuzzi, tinas frías... Además psicólogos para manejar la ansiedad y la motivación. El problema actual no es que los atletas entrenen mal sino lo que falta es entrenarles mejor, inteligentemente. Eso hay que hacerlo con respaldo del Estado, desarrollando escuelas de formación y de detección de talentos.

¿Por qué es clave motivar?

Pueden soportar la presión. Varios   talentosos en sus países salen a Europa y no aguantan.  Hay que analizar su entorno, a lo mejor en su niñez tuvo carencias. Son de hogares humildes, con limitaciones económicas y eso les hace frágiles, fáciles de vencer. Se requiere atletas con actitud, talento y  coraje. Una selección de talentos no se hace al ojo sino con evaluaciones de tipo fisiológico, psicológico y sus antecedentes familiares. Todo  eso es clave.

De los ex campeones olímpicos de Sudamérica, Jefferson Pérez  estuvo en Berlín como invitado; mientras la brasileña Maurren Maggi (salto de longitud) y el panameño Irving Saladino (salto largo) no se subieron al podio. ¿Qué pasó con los dos últimos?

El éxito es relativo, depende de cuánto tiempo esté motivado para seguir entrenando. Qué viene después de los títulos mundiales y cómo incide el trabajo de los psicólogos deportivos para mantener a los atletas  unos tres o cuatro ciclos olímpicos. Pero, también los deportistas deben aceptar que llegaron al máximo y no pueden dar más. Allí viene la reingeniería para empezar de nuevo y las federaciones tienen que sentarse a evaluar y a actualizarse. No puede sacarse un deportista olímpico de países con nivel de pobreza extrema, en indigencia, porque donde hay hambre no hay campeones.
 
¿Cómo encasillar  a los atletas que entraron a las finales o se ubicaron entre los ocho mejores?

Son atletas de alto nivel. Varios países exigieron marcas a sus atletas para que se ubiquen entre los mejores del planeta. Eso le pasó al equipo de relevo 4 x 100 de Colombia, que terminó sexto en la Olimpiada y quedó octavo en el Mundial. Llegar a las finales es vital, pero a la final pesan las preseas.
 
Es como un trofeo de consuelo decir que mejoró sus marcas o estuvo entre los mejores…

Es la justificación de la dirigencia. Jamaica, por ejemplo, tiene menos de tres millones de habitantes y en Berlín ganó 7 preseas de oro, cuatro de plata y dos de bronce, terminando en segundo lugar en el medallero. EE.UU., que lideró el certamen, sumó 10 de oro, seis de plata y seis de bronce.
 
En conclusión, ¿cómo se proyecta  el atletismo sudamericano?

El panorama está un poco oscuro. Hay que replantear qué es lo que se quiere. Todos hablan de conseguir resultados, de atletas olímpicos y mundiales. Los Bolivarianos, Sudamericanos, Panamericanos, Centroamericanos son parte del proceso, pero lo que vale son las  olimpiadas y mundiales. Para eso se requiere planificación y recursos con anterioridad.
 
¿Qué más se  debe hacer?

Hay que capacitar a los técnicos,    médicos y    dirigentes. Detectar talentos y buscar pruebas en Europa. No pueden entrenarse en sus provincias o solos, dando vueltas a un parque. Hay que conocer el mundo y eso cuesta.

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